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Mostrando las entradas de junio, 2018

Cuando La Vida Nos Presenta su Cuenta

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Se cuenta de un abogado que vivió en Escocia que, en una ocasión, alquiló un caballo de un hombre pobre y tanto abusó del animal que éste murió. El hombre pobre insistió en que el abogado pagara por su caballo. El abogado no negó su responsabilidad y le dijo al hombre pobre que estaba dispuesto a pagar. - Pero - le dijo - en este momento estoy algo escaso de dinero y agradecería si me permitiera aplazar el pago . El pobre labrador, que era un hombre muy comprensivo, no tuvo inconveniente en dar al abogado un poco de tiempo para cumplir con su compromiso. Ante la insistencia del abogado de no poder pagar en tiempo muy cercano, el labrador le respondió que simplemente fijara él la fecha.

Tras la Huella de su Madre

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Era un día muy ajetreado en este hogar. Pero claro, con 10 hijos y otro en camino, todos los días eran un poco agitados.   Ese día en particular, sin embargo, la madre tenía dificultades para realizar los quehaceres domésticos de rutina, y todo a causa de un pequeñito. Len, que tenía tres años entonces, estaba encima de su madre, dondequiera que se dirigiera.   Cada vez que ella se detenía para hacer algo   y se volteaba, tropezaba con él.   Varias veces le había sugerido pacientemente actividades divertidas, para mantenerlo ocupado.

Padre Triple A

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Esta historia es narrada por una hija: Por 52 años mi padre se levantó cada mañana a las 5:30 a.m., excepto el domingo, y se fue a trabajar. Por 52 años estuvo de vuelta a las 5:30 p.m., como reloj, para cenar a las 6:00 p.m. No recuerdo que mi padre “saliese con los muchachos” o tomase licor. Todo lo que pedía de mi como su hija, era sostener su martillo mientras reparaba algo, para que pudiésemos tener un tiempo para conversar. Nunca vi a mi padre regresar enfermo del trabajo, ni tampoco tomarse una siesta. No tenía entretenimientos más allá de cuidar de su familia.

Sé como la Liebre

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Un día una joven, dando un paseo por el monte, vio sorprendida que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido que no podía valerse por sí mismo.  Le impresionó tanto al ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre. Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta. Admirada por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo: “No todo está perdido.  Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas”.