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Mostrando las entradas de febrero, 2020

El Poder del Amor

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Hay una vieja fábula acerca del Viento y el Sol. Se dice que un día discutían acerca de cuál de los dos era más fuerte. Cada uno exponía sus razones defendiendo su postura. De pronto vieron un anciano que avanzaba por el camino con su capa sobre los hombros. El Viento y el Sol decidieron probar con el anciano sus respectivas teorías y acordaron que por turno emplearían sus fuerzas para ver quién era capaz de quitarle antes la capa. Quedaron en que el Viento empezaría primero. El Sol se ocultó tras las montañas y el Viento empezó a soplar con fuerza. Al notar el fresco y la fuerza del viento el anciano se protegió mejor con su capa. Al aumentar el Viento su velocidad y fuerza, con tanta más energía el anciano se ceñía la capa alrededor de su cuerpo. El Viento sopló con violencia tal que casi tumbaba al anciano, pero éste se aferraba aún más a su capa. El Viento insistió de mil maneras pero nada logró. Por fin, se declaró vencido.

El Cerdo y El Cordero

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Hay un viejo cuento acerca del cerdo (puerco, cochino, chancho, marrano, etc.) y el cordero. Cuenta la historia que un agricultor llevó un cerdo a la casa. Lo bañó, le aseó las patas, le roció con un perfume muy fino, en su cuello puso un adorno, y le dejó entrar a la sala. El cerdo tenía un aspecto magnífico. Estaba tan limpio y fresco que parecía que iba a ser aceptado en la sociedad y entre los amigos. Durante algunos momentos fue un animal domesticado y muy correcto. Pero tan pronto se abrió la puerta, el cerdo salió de la sala y se metió al primer lodazal que encontró. ¿Por qué? Porque todavía era cerdo. Su naturaleza no había cambiado. Había un cambio exterior, pero el interior era el mismo.

Fugitivo

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Se cuenta el caso de un hombre que cometió un terrible crimen, asesinando por celos, en una fiesta de bodas, al propio desposado. Después de haber cometido el crimen, se montó en su caballo y huyó del lugar, aprovechando la oscuridad de la noche, del castillo donde se había celebrado la fiesta. Puesto que estaba muy oscuro nadie lo iba a encontrar. Después de galopar toda la noche dando vueltas y revueltas. y cuando creía hallarse a muchos kilómetros del lugar, al llegar la madrugada, se encontró a las puertas del mismo castillo donde había cometido su terrible fechoría. Allí fue detenido y llevado arrestado para recibir su castigo.

No Suavicemos el Pecado

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Uno de los oficiales de una iglesia, fue un día a hablarle a su Pastor, de parte de la congregación, acerca de sus mensajes referente al pecado. Le dijo al pastor: - Pastor, a nosotros, los de la congregación, nos gustaría que no hablara usted tanto, ni con palabras tan precisas, sobre el pecado. Pensamos que si nuestros niños lo oyen predicar con tanta frecuencia de este asunto, más pronto llegarán a ser pecadores. ¿ Por qué no llamarlo un "error" o decir, simplemente, que muchas veces los jóvenes son culpables de mal juicio? Pero, por favor, no hable usted tan abiertamente del pecado.