Trabaje y Viva
Alberto era un hombre trabajador que entregaba pan,
como forma de sostener a su esposa y tres hijos. Invertía sus noches, después del trabajo,
asistiendo a clases, esperando mejorar y así hallar un mejor empleo algún
día. Excepto los domingos, Alberto casi
no comía con su familia. Trabajaba y
estudiaba muy duro porque quería proveerle a su familia lo mejor que el dinero
pudiese comprar.
Cuando la familia se quejaba que no invertía
suficiente tiempo con ellos, él razonaba que estaba haciendo todo eso por
ellos. Sin embargo, a menudo añoraba
invertir más tiempo con su familia.
Llegó el día en que se anunciaron los resultados de
los exámenes de sus estudios. Para su
gozo, Alberto pasó de manera sobresaliente. Luego se le ofreció un buen empleo
como supervisor en que le pagaban muy bien.
Como un sueño hecho realidad, Alberto ahora podía
darse el lujo de darle a su familia algunos lujitos, como buena ropa, buena
comida y vacaciones fuera del país.
Sin embargo, la familia siguió sin poder ver al padre
la mayor parte de la semana. Continuó
trabajando muy duro, esperando ser promovido a la posición de gerente. De hecho, para aumentar sus créditos como
candidato a la promoción, se matriculó en otro curso en la universidad.
El trabajo duro de Alberto rindió fruto y fue
promovido. Jubiloso, decidió emplear a
una criada que ayudase a su esposa con las labores domésticas. También sintió que su casa de tres habitaciones
no era lo suficientemente grande, sería bueno para su familia poder disfrutar
las facilidades y comodidad de un condominio.
Habiendo experimentado las recompensas de su duro trabajo anteriormente,
Alberto decidió continuar sus estudios y trabajar para ser promovido nuevamente
y la familia siguió sin poder ver mucho de él.
De hecho, a veces Alberto tenía que trabajar los domingos para atender
clientes. De nuevo, cada vez que la
familia se quejaba de que no gastaba suficiente tiempo con ellos, él razonaba
que lo hacía todo por ellos. Pero él
seguía añorando invertir más tiempo con su familia.
Como se esperaba, el trabajo duro de Alberto volvió a
pagar dividendos y se compró un hermoso condominio que miraba la costa de
Singapur. La primera noche de domingo en
su nuevo hogar, Alberto declaró a su familia que había decidido no tomar más
cursos o buscar nuevas promociones y que, a partir de ese momento, iba a
dedicarle más tiempo a la familia.
*******
¿Cuántas veces te has prometido hacer algo por los
tuyos, y sigues en las mismas sin hacer nada?
Ya llega un nuevo año, lleno de promesas e
incumplimientos. Un nuevo año lleno de esperanzas y de pocos ánimos. Siempre
nos proponemos lo mismo del año anterior, y del anterior a ese. Y así seguimos
cada año, buscando lograr lo que no hemos logrado.
Es bueno soñar,
es bueno trabajar para lograr lo que uno quiere, es bueno luchar por llegar a
una meta, pero no es bueno dejar lo que uno tiene, lo que uno más ama, por
alcanzar algún sueño. Si, podemos luchar por ese sueño, pero alejarnos de los
nuestros por mucho tiempo, ignorando que ellos también anhelan tener mas tiempo
con nosotros, y todo por un sueño, el cual no sabemos si se logrará o no, no
creo que vale la pena. Dice la palabra de Dios en el libro de Santiago 4:13-14 “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos
allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana.
Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco
de tiempo, y luego se desvanece.”
Dios quiere que le dediquemos tiempo a él, y que
vivamos para él en todo tiempo, pero también quiere que le dediquemos tiempo a
nuestra familia. Que, si nos alejamos por un tiempito, por tal o equis razón,
volvamos otra vez a mantener esa unión que le agrada a él.
El Señor nos ha bendecido con la gente que ha puesto
alrededor nuestro. No perdamos todo lo que el Señor nos ha dado, por un simple
sueño que realizar. Lucha, trabaja, alcanza tu meta, pero todo a su tiempo,
pidiéndole al Señor que dirija tus pasos, para que todos puedan gozarse de tus
logros.
Primero Dios, y luego la Familia, ese es el orden correcto.
Proverbios 21:5 Los
pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que
se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Eclesiastés 3:1 Todo tiene su
tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Deuteronomio 6:5-7 Y amarás a
Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a
tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes.
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