El Paralítico de Betesda

Esta historia es tomada de la biblia. Se encuentra en el libro de Juan, capítulo 5, versículos del 1 al 9.

Esto dice la palabra:
Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo.
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¿Cuántas veces has escuchado esta historia en tu vida? Talvez, ciento de veces, o talvez miles. Pero, ¿Cuántas veces te has sentado a analizar la enseñanza de esta historia? Esto no era una parábola, fue algo real ocurrido en Jerusalén.
El mundo está lleno de enfermedades, de maldad, de pobreza, de incertidumbres, y miles de cosas más, y todo eso es por la maldición que el hombre mismo causó a esta tierra.
Dice la palabra en el libro de Génesis 3:17  que Dios mismo maldijo a esta tierra por culpa del pecado del hombre. Esto dice: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” Y por cuanto vivimos en una tierra que está maldita es que pasamos por todo la maldad que habita en ella.
En la historia del estanque de Betesda podemos ver que habían enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, gente que no se podían valer por sí mismo, gente que necesitaban de la ayuda de alguien o algo para poder lograr sus propósitos en la vida. Un enfermo, necesita que alguien le dé su medicina u alimento, un ciego necesita ser guiado, un cojo necesita de unas muletas para caminar, y un paralítico necesita de una silla de ruedas para moverse. Todos necesitan de algo o alguien.
Ahora les pregunto, ¿Y qué tal de los enfermos, ciegos, cojos y paralíticos espirituales? Enfermos espirituales que no buscan del Señor, ni se congregan porque siempre están cansados, y prefieren escuchar la palabra por radio o televisión para así no llegar al templo. Ciegos espirituales que ni siquiera ven las bendiciones que Dios les ha dado, y en vez de búscalo más cada día se van alejando de él, y por su ceguera espiritual no ven el camino de perdición al cual van entrando. Cojos espirituales que hoy van a la iglesia y mañana no quieren saber de ella. Porque como todo cojo su caminar es para arriba y para abajo. Un día están con Cristo y otro día con el diablo. Paralíticos espirituales que no llegan al templo si alguien no lo lleva. No se levantan de madrugada para llegar al templo si alguien no va y lo levanta, lo viste, lo lleva al auto, y luego lo entra al templo.
Dios quiere bendecirnos, él quiere que su pueblo viva sano de enfermedades, de maldad, y de todo lo que el enemigo tiene preparado para ellos. Pero para eso tenemos que entregarnos a él. Las enfermedades llegarán como quiera, pero serán las del cuerpo solamente, porque por dentro tendremos fuerzas.
La única diferencia entre los enfermos, ciegos, cojos y paralíticos carnales y los espirituales, es que los espirituales pueden ser sanados de todo eso con solo convertirse al Cristo de la gloria. Con solamente llegar a él de todo corazón todas las enfermedades espirituales pueden ser sanadas, y también las carnales.
Así, como el hombre de la historia que llevaba 38 años enfermo hay muchos, pero vean que tan pronto se encontró con Jesucristo todo cambio para bien en su vida.
Mateo 14:14  Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
Mateo 11:28  Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Me alegro en el Señor que haya sido de bendición para su vida.
      La Gloria es toda para el Señor.
      Que el Señor le bendiga más.

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  2. Wow Gloria al Señor por su palabra 🙏🏼

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