El Paralítico de Betesda
Esta historia es
tomada de la biblia. Se encuentra en el libro de Juan, capítulo 5,
versículos del 1 al 9.
Esto dice la
palabra:
Después de estas
cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en
Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo
Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
En éstos yacía una
multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento
del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba
el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del
agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Y había allí un
hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio
acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
Señor, le respondió el enfermo, no
tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que
yo voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Y al instante
aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo.
*******
¿Cuántas veces has
escuchado esta historia en tu vida? Talvez, ciento de veces, o talvez miles.
Pero, ¿Cuántas veces te has sentado a analizar la enseñanza de esta historia?
Esto no era una parábola, fue algo real ocurrido en Jerusalén.
El mundo está
lleno de enfermedades, de maldad, de pobreza, de incertidumbres, y miles de
cosas más, y todo eso es por la maldición que el hombre mismo causó a esta
tierra.
Dice la palabra en
el libro de Génesis 3:17 que Dios mismo maldijo a esta tierra por
culpa del pecado del hombre. Esto dice: “Y
al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol
de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” Y por cuanto
vivimos en una tierra que está maldita es que pasamos por todo la maldad que
habita en ella.
En la historia del
estanque de Betesda podemos ver que habían enfermos, ciegos, cojos y
paralíticos, gente que no se podían valer por sí mismo, gente que necesitaban
de la ayuda de alguien o algo para poder lograr sus propósitos en la vida. Un
enfermo, necesita que alguien le dé su medicina u alimento, un ciego necesita
ser guiado, un cojo necesita de unas muletas para caminar, y un paralítico
necesita de una silla de ruedas para moverse. Todos necesitan de algo o
alguien.
Ahora les
pregunto, ¿Y qué tal de los enfermos, ciegos, cojos y paralíticos espirituales?
Enfermos espirituales que no buscan del Señor, ni se congregan porque siempre
están cansados, y prefieren escuchar la palabra por radio o televisión para así
no llegar al templo. Ciegos espirituales que ni siquiera ven las bendiciones
que Dios les ha dado, y en vez de búscalo más cada día se van alejando de él, y
por su ceguera espiritual no ven el camino de perdición al cual van entrando. Cojos
espirituales que hoy van a la iglesia y mañana no quieren saber de ella. Porque
como todo cojo su caminar es para arriba y para abajo. Un día están con Cristo
y otro día con el diablo. Paralíticos espirituales que no llegan al templo si
alguien no lo lleva. No se levantan de madrugada para llegar al templo si
alguien no va y lo levanta, lo viste, lo lleva al auto, y luego lo entra al
templo.
Dios quiere
bendecirnos, él quiere que su pueblo viva sano de enfermedades, de maldad, y de
todo lo que el enemigo tiene preparado para ellos. Pero para eso tenemos que
entregarnos a él. Las enfermedades llegarán como quiera, pero serán las del
cuerpo solamente, porque por dentro tendremos fuerzas.
La única
diferencia entre los enfermos, ciegos, cojos y paralíticos carnales y los
espirituales, es que los espirituales pueden ser sanados de todo eso con solo
convertirse al Cristo de la gloria. Con solamente llegar a él de todo corazón
todas las enfermedades espirituales pueden ser sanadas, y también las carnales.
Así, como el
hombre de la historia que llevaba 38 años enfermo hay muchos, pero vean que tan
pronto se encontró con Jesucristo todo cambio para bien en su vida.
Mateo 14:14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y
tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
Mateo 11:28 Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Meditemos en ésto
ResponderBorrarMe toco mi corazon
ResponderBorrarMe alegro en el Señor que haya sido de bendición para su vida.
BorrarLa Gloria es toda para el Señor.
Que el Señor le bendiga más.
Wow Gloria al Señor por su palabra 🙏🏼
ResponderBorrar