Lo Que Piensa el Hijo del Padre
A los siete
años: Papá es un sabio que todo lo sabe.
A los catorce
años: Me parece que papá se equivoca en algunas de las cosas que dice.
A los veinte
años: Papá está un poco atrasado en sus teorías; está muy anticuado.
A los
veinticinco años: El "viejo" no sabe nada... ya está medio loco.
A los treinta y
cinco: Con mi experiencia, mi padre a esta edad hubiera sido millonario.
A los cuarenta
y cinco: No sé si ir a consultar con el viejo este asunto. Tal vez pudiera
aconsejarme.
A los cincuenta
y cinco: ¡Qué lástima que se haya muerto el viejo! La verdad es que tenía unas
ideas y una inteligencia notables.
A los sesenta:
¡Pobre papá! ¡Era un sabio! ¡Tenía razón en todo lo que decía! ¡Qué lástima que
yo lo haya comprendido demasiado tarde!
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¿Cuántas veces
has pensado que tú eres mucho más sabio que tu Padre, aunque siempre notas lo
contrario?
La sabiduría es
algo que se desarrolla con el tiempo; las experiencias, las ganadas y perdidas,
las caídas y levantadas, y todo lo que nos lleva a obtener un paso más adelante
en nuestra vida.
La mayoría de los
varones tienes dos funciones en la vida; la de ser hijo, y la de ser Padre;
Aunque algunos también llegan a ser abuelos, pero eso es también como ser un
segundo padre. Pero, cada función tiene una responsabilidad diferente. Esas
funciones son expuestas por Dios para que, de esa forma, podamos tener una vida
sana, feliz, y con agrado de Dios.
La función del
Padre es llevar a sus hijos por el buen camino, dirigirlo, no solo en los pasos
cotidianos de la vida, también en los caminos del Señor. El Padre es quien
tiene la responsabilidad de mostrarle ese camino a sus hijos desde su niñez,
para que cuando sean adultos no se aparten del buen camino, sino que siempre se
acordarán de él, aunque en algún momento de sus vidas den un mal paso por el
camino incorrecto. (Proverbios 22:6)
El Señor les
dio una encomienda a los Padres en el libro de Deuteronomio 6:6-9 “Y estas
palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus
hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu
casa, y en tus puertas.” Y aunque hallan muchos padres que no siguen esta
encomienda, que ni siquiera llevan a sus hijos al templo, no deja de ser un
mandato del Señor.
La función del
hijo es respetar y obedecer a los padres; en este caso, a ambos. Porque son
ellos los que con las experiencias de la vida lo pueden ayudar a tomar mejores
decisiones y a dirigirse mejor en sus caminos. Un hijo que obedece y respeta a
su padre tiene la promesa de Dios que alargará su vida en esta tierra. Por eso
los padres pueden muy ásperos con ellos, para que ellos vean en sus padres
lideres con ejemplo a seguir. Dice la palabra en Efesios 6:1-4 “Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre
y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien,
y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a
vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
El Señor se
agrada en bendecir los hogares de aquellos que lo buscan en espíritu y verdad;
honremos al Señor con nuestras obras. Que los padres eduquen a sus hijos en
todos sus caminos, dirigiéndolos en los caminos del Señor. Y que los hijos
respeten y obedezcan a sus padres en el nombre del Señor. De esa forma Dios se
agradará de ese hogar y nunca faltará la bendición de Dios en esa casa.
El Padre que se
deja dirigir por el Señor lleva felicidad a su hogar. El hijo que se deja
dirigir por el Señor lleva felicidad a sus Padres.
Hijos,
recuerden: Sus padres están llenos de sabiduría, obtenida por las experiencias
en la vida; escúchenlos.
Colosenses 3:20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo,
porque esto agrada al Señor.
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