¿Vamos a la Iglesia, Culto, o Servicio?

Un hombre que llegó tarde al templo preguntó al ujier que estaba en la puerta:

- ¿Ha terminado ya el servicio?

- No - respondió el ujier -, se acaba de terminar el culto de adoración, pero el servicio está justamente empezando.

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Cuando vas al templo de Dios ¿Vas para un culto, un servicio, o simplemente para la iglesia?

Hay mucha diferencia entre estas palabras, las cuales son usadas, muchas veces, de forma equivocada, o tal vez de forma racional, dependiendo de la persona.

Recuerdo en mi niñez, cuando salíamos para el templo católico, decíamos “Vamos para la iglesia”. Yo entendía que eso significaba templo, pero luego aprendí que “iglesia” es el grupo de persona que son creyentes y seguidores de Cristo; no el templo. A la misma vez escuchaba que los evangélicos decían “Vamos para el Culto”, a lo que yo entendía que era el servicio que iba a ver en ese templo. Pero, hoy día, que pertenezco a la iglesia evangélica, escucho que aun los evangélicos, dicen “Vamos para el Servicio”. Y todo eso me llama la atención porque parece como si la gente no supiera lo que es iglesia, culto, ni servicio.

La casa de Dios, o lugar de culto y servicio a Dios, se llama “Templo”. Los creyentes que rinden culto y servicio a Dios, se llaman “Iglesia”. El conjunto de Adoración y Servicio a Dios se llama “Culto”. Lo que le ofrecemos a Dios en el templo, los canticos, la música, las ofrendas, el trabajo de ujier, o maestro, o predicador, se llama “Servicio”.

Por tanto, la Iglesia va al Templo a rendirle Culto a Dios dispuestos a Servirle en forma de agradecimiento.

Hoy día, por cuanto la palabra “culto” tiene varios significados, la gente ha optado por decir “vamos para el servicio”, o si invitan a alguien, dicen “vengan al servicio”. Pero no debe ser así, porque cuando invitamos a alguien para el servicio lo estamos invitando a que venga a escuchar los canticos y los servicios que ofrecemos. Pero si lo invitamos para el Culto a Dios, lo estamos invitando a adorar a Dios, a rendirle pleitesía, alabanza, y adoración. Lo cual también lo hará participe de los servicios a Dios dentro del culto. Rendirle culto a Dios es una entrega total de la persona de forma voluntaria. Por eso Pablo escribió en Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”.

Hay gente que, en vez de rendirle culto a Dios, les rinden culto a otras cosas o a gente que le sirvieron a Dios, y no ven resultados positivos en su vida, puesto que le quitaron la gloria a Dios para dársela a los servidores. Dice en el libro de Romanos 1:22-25Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Cuando vamos al Templo es para adorar y servirle a Dios, no es a santos y ángeles. Solo Dios merece toda la gloria y honra.

El servicio no es solo en el templo; eso continúa en todo momento o lugar. Cuando servimos, podemos servirle a Dios directa o indirectamente. Podemos servirles a los hermanos, o en la obra, y eso es como servirle a Dios también. Dice la palabra en 3 Juan 1:5-6Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje”. El culto es por un momento, pero el servicio a Dios es hasta que partamos con él.

Sirvámosle a Dios, eso es bueno. Pero también, rindámosle culto de adoración, porque esa es nuestra muestra de amor para nuestro Señor.

Apocalipsis 2:19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.


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