Cuando Thomas Edison había alcanzado ya fama
internacional, le aconsejaron que hiciera que algunos científicos fueran a su
laboratorio y los ayudara a comprender por qué algunos de sus inventos habían
funcionado.
Edison no veía la utilidad de eso, pero como
tenía una mente abierta estuvo de acuerdo. Como resultado de ello, un brillante
científico e investigador alemán llegó
hasta su laboratorio para explicarle los principios en los que se
basaban algunas de sus innovaciones.
Edison le entregó al hombre un globo al que le
había dado forma de calabaza y le dijo: “Averigüe el contenido cúbico de esto”.
Pasaron las semanas y finalmente Edison buscó
al hombre para preguntarle por qué no le había respondido. El científico comenzó
a darle una larga y pesada explicación acerca de las dificultades para resolver
el problema por medio de la matemática superior. Entonces Edison tomó el globo,
lo llevó hasta una pileta cercana y lo llenó de agua. Luego traspasó el
contenido a un tubo graduado y sosteniéndolo en su mano declaró: “Este es el
contenido cúbico”.
La persona que sabe el CÓMO siempre tendrá
empleo. La persona que sabe el POR QUÉ Siempre será su jefe.
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Que mucho se preocupa la gente por los asuntos
pequeños, pensando que nunca tendrán solución. En mi pueblo, Cidra PR, le
dicen: “Se ahoga en un vaso de agua”.
Hoy día los psicólogos se están llenando de
pacientes porque la gente cada vez enloquece más por no saber cómo resolver sus
pequeños problemas. Eso es solo si el problema es pequeños, de ser grande van a
parar a un siquiatra. Yo entiendo que hay gente que tiene capacidad para
resolver sus problemas, y hay otros que se les hace más difícil tratar con sus
problemas. Eso es entendido, y para eso están las ayudas. Lo que les quiero
hablar aquí es referente a las cosas pequeñas.
Nuestra mente puede, en muchas ocasiones,
turbarse por algún problema o alguna situación inesperada. Puede que en
cualquier momento dado pensemos tanto acerca del asunto que podamos llegar al
estrés o depresión, o quien sabe a la
ansiedad. Pero cuando algo así sucede debemos guardar la calma para que nuestro
sistema se tranquilice.
Los que tenemos al Señor, y confiamos en que él
nos ayudará en todo, no deberíamos llegar a los extremos de la depresión o
ansiedad. Porque el que verdaderamente confía en el Señor sabe que él resolverá
nuestros problemas.
Hay veces que para resolver algún problema
acudimos a buscar ayuda por todos lados, cuando en verdad tenemos la solución
sencilla para eso. Hay problemas difíciles; falta de empleo, la pérdida de un
familiar, hay hijos y no hay alimento, etc. Es ahí, en medio de esos problemas,
o mejor dicho, situaciones, es cuando debemos agarrarnos más de Dios y ponerlo
todo en sus manos, creyendo que él hará.
Miren lo que Jesucristo mismo dice en el libro
de Mateo 7:7-11 “Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado,
le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan?” Pero hay que creer, hay que tener fe en
nuestro Señor, quien cumple sus promesas.
Dios no quiere que estemos desesperados. Él
quiere ver a sus hijos libres de opresiones y dilemas. Pídale sabiduría a Dios
para tratar con los asuntos. La respuesta a los problemas o situaciones está en
sus manos. Dios nos ayuda a caminar en su camino de paz y tranquilidad, pero
nosotros tenemos que buscar la sabiduría para conseguirlo. No te desesperes, Dios
tiene la solución.
1Juan 5:15 Y si sabemos que él
nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que
le hayamos hecho.
Proverbios 16:16 Mejor
es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
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