Sigue tocando

Deseando dar ánimo a su joven hijo, para que progresara en el piano, una madre llevó a su pequeño a un concierto de Paderewski.

Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue a saludarla. El pequeño, cansado de esperar, se levantó y comenzó a recorrer el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba escrito "PROHIBIDA LA ENTRADA".

Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresó a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí. De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano Steinway en el centro del escenario. Horrorizada, vio a su hijo sentado inocentemente al teclado, tocando las notas de "Mambrú se fue a la guerra”.
En aquel momento, el gran maestro hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró al oído del niño, "No pares, continúa tocando".

Entonces, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo, luego puso su mano derecha por el otro lado del niño y agregó un bello arreglo de melodía. Juntos, el viejo maestro y el joven aprendiz, transformaron una situación embarazosa en una situación maravillosamente creativa.

El público emocionado, aplaudió puesto en pie.

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¿Cuántas veces has querido hacer algo y no sabes qué hacer o cómo comenzar?

Creo que el querer comenzar algo, sea un negocio, un proyecto, o mejor aún, algo para la obra del Señor, es fácil, el problema es cómo hacerlo. Buscamos ideas, información en la internet, preguntamos a gente que estén haciendo lo mismo que nos proponemos hacer, y luego, con todo y eso hay algo que nos aguanta y no nos deja seguir.

Yo he aprendido que no hay que temer. Solamente hay que comenzar. No he visto a ninguna persona próspera que haya logrado su propósito sin primeramente comenzar; a menos que ya alguien comenzó por ellos.

En lo secular y lo espiritual hay diferencias de cómo capacitarse para hacer algo. En lo secular necesitas unos puntos básicos que pueden marcar tus primeros pasos; estudio y preparación. Si estudias, te capacitas intelectualmente, y si te preparas, de seguro lograrás lo que te propones. Pero en las manos de Dios te irá mejor.

En lo espiritual también necesitas unos puntos básicos; Padre, hijo, Espíritu Santo, y preparación. En el término espiritual, así como trabajar o hacer algo para la obra de Dios, tienes que prepararte y dejarte capacitar por el Señor. Esto no es ir a un instituto bíblico, aprender algo de la palabra, y ya soy el mejor. Si Dios no te capacita, no hay instituto que lo pueda hacer.

Hay veces que nos proponemos hacer algo para el Señor, o para nosotros mismos, y por más que tratamos no nos sale lo que queremos. Talvez no es el tiempo para Dios darnos esa bendición, o talvez no estamos haciendo lo que Dios nos dice que hagamos. Talvez estamos tan ocupados en otras cosas, que hemos apartado nuestra vista de la meta que teníamos.

Dios quiere que seamos prosperados, pero ¿de qué forma? Mírate a ti mismo, Dios ha puesto algo en cada uno de los corazones para capacitarlo. Tu propio espíritu te hará saber cuáles son las capacidades que Dios ha puesto en ti. No importa lo que hayas sido en el pasado, o cuantos errores hayas cometido, Dios puede hacer cambios en tu vida. En Mateo 4:18-19 vemos como el Señor escogió a dos pescadores para capacitarlos para su obra. A Sara, la esposa de Abraham, la cual era estéril y avanzada en edad, la capacitó para ser madre (Génesis 17). A Dios no le importó su edad; él lo puede hacer todo. Y así vemos a mucha gente capacitadas por Dios, tanto en lo espiritual como en lo secular.

A quienes Dios llama, él los capacita. Si tú estás capacitado, lo que tienes que hacer es trabajar, esforzarte, luchar por lo que quieres, buscando la guianza de Dios, y sentirás sus manos moviéndote a todos lados, dándole ritmo a las cosas que haces. Déjate guiar por el Señor, él sabe hasta dónde tú puedes llegar. Y cuando sientas que él está a tu alrededor ayudándote, confía en él y sigue haciendo lo que estás haciendo. Porque él está contigo; y él sabe lo que hace.

 “El que alguien toque tu vida, es un privilegio. Tocar la vida de alguien es un honor y una bendición que Dios te da. Pero el ayudar a que otros toquen sus propias vidas, mientras tú, simplemente les acompañas, es un placer indescriptible que también viene de Dios.”


Josué 1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.


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