No Pierdas la paciencia
En el mercado un hombre se percató
de una señora que llevaba en su carrito de compras una pequeña niña de tres
años de edad. Al pasar por la sección de
las golosinas, la pequeña pidió unas galletitas. Su madre le dijo que no. La niña comenzó a
quejarse y a hacer ruido, y la madre dijo tranquilamente:
-Por favor Mónica, no te enojes, ya
estamos a mitad de camino y pronto terminaremos.
Llegaron al pasillo donde se
encontraban los dulces y caramelos, y la niña comenzó a gritar en voz alta
mientras los pedía.
-Tranquila mi amor, tranquila, no
llores, solo dos pasillos más y saldremos de este lugar.
Cuando llegaron a la caja donde
debían pagar los comestibles, inmediatamente la niña comenzó a pedir chicles a
voces. Y al ver que no se los iban a comprar, le dio una rabieta. Pacientemente
la madre dijo:
-Mónica, en solo cinco minutos
terminaremos de pagar los comestibles y entonces podrás ir a casa y dormir una
rica siesta.
El hombre que las observaba las
siguió hasta el estacionamiento de autos y detuvo a la señora para felicitarla.
-No pude dejar de observar lo
paciente que usted ha sido con la pequeña Mónica -dijo él.
Al instante la mujer dijo:
-Yo soy Mónica. El nombre de mi niña
es Tammy.
“A veces, la única manera de
subsistir a través del día es hablando con uno mismo.”
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¡Que mucho se escucha la expresión
“Dios mío dame paciencia”! No sé si tiene que ver con nuestra cultura, la cual
nos hace repetir las frases de nuestros viejos,
o si es que verdaderamente la necesitamos en ese momento.
Dios
quiere que tengamos paciencia, que podamos aguantar cualquier situación que
venga, sin agraviarnos o enojarnos de tal manera que lleguemos al punto donde
tomemos una decisión equivocada, la cual nos lleve luego al arrepentimiento.
Hay
muchos tipos de paciencia. Entendamos que paciencia es sinónimo de “esperar y
aguantar”. También podríamos decir que es sinónimo de “relajamiento y respirar
profundo”. Porque la paciencia te lleva a un punto donde tienes que tomar una
decisión; actúo, o me tranquilizo.
En esta
ocasión vamos a reflexionar referente a la paciencia con los niños. Ya apesta,
incomoda, y desagrada las tantas noticias de niños abusados por unos padres que
decidieron parirlo, pero que no tienen la paciencia para criarlos. Hoy día
parece que los niños no tienen ni derecho de llorar porque viene su padre o su
madre a tratar de callarlo con una paliza, lo cual hace que el niño llore más.
La
paciencia es un fruto que el humano tiene, solamente si permite que el espíritu
de Dios obre en él. Dice en Gálatas 5:22
que uno de los frutos del espíritu es la paciencia. Por lo tanto, cuando vemos
en las noticias que algún niño, o adulto, ha sido maltratado por alguien, a
menos que no sea para hacer algún daño, por ejemplo como para robar o violar,
es porque esa persona no permitió que el espíritu de Dios obrara en ella. Y si
no le pedimos al Señor la paciencia que él demanda por parte del espíritu
seguiremos actuando a la manera que el espíritu del enemigo quiere que
actuemos.
El Señor
ha tenido paciencia para con nosotros, y no ha tomado juicio contra nosotros
todavía.
Si
necesitas paciencia, en cualquier situación
de tu vida, pídesela al Señor, y él te la dará. Porque ¿Cómo puedes
logra que alguien entre en razón, si tú mismo pierdes la tuya?
Mateo 12:35 El
hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas.
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