Un Mujerón Es…

Estaban dos hombres platicando sobre qué es un Mujerón.

Uno de ellos comienza a describir lo que para él significa un Mujerón: Describió los pechos, la cintura, los labios, las piernas, el color de los ojos, y un rostro hermoso. Decía que un mujerón tiene que ser una rubia de 5’10” de alto, con una sonrisa perfecta.

Y para ti, - pregunta al amigo - ¿Cómo debería ser un mujerón?
El amigo, meditando un rato, comienza a describirla: “Un mujerón es aquella que coge dos autobuses para ir a su trabajo y dos más para regresar. Que cuando llega a su casa, encuentra un cesto de ropa para lavar, los deberes de los niños para revisar y una familia hambrienta para alimentar.”

“Un mujerón es aquella que va de madrugada a hacer cola para garantizar la inscripción de sus hijos en la mejor escuela, y aquella jubilada que pasa horas parada haciendo cola en un banco para cobrar una pensión insultante.”

“Un mujerón es la empresaria que administra decenas de funcionarios de lunes a viernes y una familia todos los días de la semana.”

“Un mujerón es aquella que regresa del supermercado con varias bolsas después de haber comparado precios y hacer malabarismos con el presupuesto.”

“Un mujerón es aquella que lleva los hijos al colegio y los va a buscar, los lleva a las clases de natación y los va a buscar, los lleva a la cama, les cuenta historias, ora con ellos, les da un beso y apaga la luz.”

“Un mujerón es aquella madre del adolescente que no duerme mientras éste no llega sano y salvo a casa, y que bien temprano por la mañana ya está levantada, calentando la leche y haciendo el café.”

“Un mujerón es aquella que sabe dónde está cada cosa, lo que cada hijo siente y cuál es el mejor remedio para la acidez, para los deditos magullados y para las pesadilla”

A los que tienen un “MUJERÓN” en su casa,  no se olviden de valorarla y amarla…

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Es triste pasar por la calle y ver la competencia de sensualidad que habita en muchas mujeres hoy día. Yo recuerdo que en los años 70, y parte de los 80, a los hombres se les metió en la cabeza de que si mostraban los pelos del pecho se veían más machos, podían atraer más a las mujeres. Mientras más pelos tenían en el pecho, más se desabrochaban la camisa para mostrarlos.

Hoy día las cosas han cambiado; los hombres se cubren el pecho, y las mujeres han comenzado a enseñar más el suyo. ¿Piensan que Dios se agrada que la mujer vista así? ¿Piensan que Dios está contento con que la mujer presente parte de sus bustos? No…no lo está. Para Dios eso es deshonroso e indecoroso. Esto dice 1Timoteo 2:9-10  “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.

¿Cómo puede, una mujer, decir que es cristiana, que sigue los pasos de Cristo, que canta en la iglesia, que tiene una posición muy importante en la iglesia, y cuando sale de la iglesia representar a una mujer de la calle? El peligro está en que una mujer que viste como las de las esquinas, provoca a los hombres, corre el riesgo de ser violada, los lleva al pecado del corazón, y tanto peca el que pecó, como el que lo hizo pecar.

Jesucristo dijo en Mateo 5:28  “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Por eso, la mujer no debe ser partícipe para ser utilizada por satanás para hacer pecar a otro, y mucho menos si esa mujer tiene posición, o toma parte en una iglesia, porque está desacreditando el nombre de Jesucristo.

Un mujerón no es la que se desviste para entrar a la playa, mostrando todo su cuerpo a los que la rodean, sino, es aquella que se viste con decencia, la que viste de manera irreprensible. Una mujer llena del Espíritu de Dios, la cual da ejemplo a sus hijos de lo que significa ser un verdadero cristiano. Una mujer que respeta a su esposo, pero que ama y respeta mucho más al Señor. La que cuando abre su boca es para bendecir y no para maldecir; eso es un mujerón.

Si tienes ese mujerón en tu casa, ámala y respétala, porque eres más que bendecido.


1Pedro 3:3-4  Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

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