Llenando el Cántaro

Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.

Entonces este vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande que el líquido no logró entrar al recipiente pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró como el cuello del mismo había sido roto por el fuerte y constante golpear del agua. Además, este hecho provocó que el agua llegará turbia y sucia.

El padre preguntó entonces: – ¿Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río? ¿No veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?

El hijo contestó: - Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible.

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¿Cuántas veces te has sentado a esperar por la respuesta a una petición que le hiciste a Dios, o por una bendición, y parece como si Dios no te escuchara?

Por naturaleza, al ser humano le gusta tener las cosas al estilo microonda. No les gusta esperar por nada, todo lo quieren al instante y sin pasar mucho trabajo. Lamentablemente, para Dios las cosas no funcionan así. Cuando digo “lamentablemente” me refiero que, para muchos, el tiempo que Dios se toma avece les colma la paciencia.

Dios tiene su tiempo para cada cosa; él no se adelanta, ni se atrasa, todo tiene su tiempo.
Podemos encontrar en la biblia cientos de pasajes que demuestran el tiempo de Dios. Por ejemplo, Sara, la esposa de Abraham, no pudo concebir hijo hasta que Dios lo dispuso, y eso sucedió en los años de vejez (Génesis 21:2). Y así, sucesivamente, vemos varios casos que para nosotros sería demasiado mucho esperar.

Si le has pedido a Dios una bendición especial tienes que esperar a su tiempo, porque él te conoce, él sabe cuáles son los pasos a seguir, con tal de que esa bendición sea para siempre. Dios conoce nuestras capacidades, y conoce el proceso que cada uno necesita para lograr el objetivo. No podemos estar desesperados por lograr las cosas, porque vamos a hacerle una ruptura sin darnos cuenta. Es por eso que mucha gente fracasa hasta en el mismo intento.

Dios quiere bendecirnos, él quiere complacernos, como cualquier padre en la tierra le gusta complacer a sus hijos, así también nuestro Padre celestial quiere complacernos. Pero tenemos que dejarlo a que haga las cosas a su tiempo, porque de esa forma nuestro cántaro llegará a la bendición máxima, y aún más.

No te desesperes; sea cual sea tu petición. Tan pronto tú comienzas a hablarle a Dios, él comienza a trabajar en tu petición. Pero no lo hace a la ligera, porque él es perfecto en todo lo que hace. Por lo tanto, tienes que darle su tiempo. No es que él no te escucha, él no es sordo, ya él conoce tu petición desde antes que tú la pidas, pero tienes que mantenerte en calma y paciencia, porque él sabe lo que hace.

Nuestro Dios y Señor tiene el control de todo. Solo espera y confía en él.

Salmos 37:4-5 Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.


Habacuc 2:3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

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