Cómo Mantener el Barco a Flote

Un día, en una visita al capitán del barco durante una excursión, sonó una alarma ruidosa, seguida por extraños ruidos como de algo que rechinaba y chocaba ruidosamente debajo del puente.

- Son nuestros compartimentos herméticos que se cierran, - explicó el capitán. - Es una parte importante de nuestros ejercicios de seguridad. En caso de un verdadero problema, el agua que se filtra en un compartimiento no afecta al resto del barco. Aun al chocar con un témpano de hielo, como el Titanic, el agua sólo penetraría en el compartimiento roto. Sin embargo, el barco seguiría a flote.

 Cuando habló a los estudiantes de Yale, Osler recordó la descripción que el capitán hizo del barco, y les dijo: Cada uno de ustedes es una organización más maravillosa que ese gran trasatlántico, y han emprendido un viaje mucho más largo.

Les exhortó a que aprendan a tener bajo sujeción su vida y a vivir cada día en un compartimiento hermético para ese día. - Esto garantizará su seguridad en todo el viaje de la vida. Toquen un botón y escuchen, en todo ámbito de su vida, las puertas de hierro que dejan fuera el pasado, los días de ayer que ya han muerto. Toquen otro botón y cierren con una pared metálica el futuro y los mañanas que aún no nacen. Así estarán a salvo; a salvo por ese día. Muchos barcos personales están peligrando hoy porque no aprendieron a cerrar el compartimento de abajo. Aprendamos la lección para mantener flotante el barco de nuestra existencia. – Así Osler les exhortó mientras los estudiantes escuchaban atentamente.

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¿Tienes, para el día de hoy, un compartimiento hermético?

Cada mañana es un nuevo despertar, un nuevo día para vivir, y un día más para demostrarle a los nuestros cuanto los amamos. Por eso, cada día que vivimos, tenemos que vivir como si el ayer nunca existió, y el mañana nunca vendrá. ¿Cómo lo logramos? Teniendo en nosotros un compartimiento hermético, un lugar donde recoger todo lo que nos hace daño, y encerrarlo ahí para que no salga y afecte nuestra manera de vivir, y que no le haga daño a los demás.

No podemos vivir una vida de recuerdos negativos que afecten nuestros sentimientos. Tenemos que cerrar todas las puertas negativas para poder buscar la manera de llevar la calma y la paz que el Señor quiere que tengamos para con los demás.

Cuando veas el problema venir, suena la alarma Salmo 5:1-2. Esa alarma tiene un sonido muy peculiar. Cada vez que aprietes ese botón la alarma sonará “Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.” Y te aseguro que la solución a tu problema llegara pronto. Solamente tenemos que pedirle con fe y confianza, porque si hemos procurado estar bien con el Señor, él nos escucha y nos atiende. Dice en 1Juan 3:21-22Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.”

Dios nos protege en todo momento, nos cuida, y nos da paz, pero somos nosotros los que tenemos que protegernos para que nuestro barco se mantenga a flote, y eso lo logramos agarrándonos del Señor, haciendo las cosas que le agradan a Dios y no a nosotros. La mente nos lleva a abrir puertas que no deberíamos abrir, y es por tal razón que muchos no pueden vivir en la paz de Dios. Esto dice en Efesios 4:31-32Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Hoy estamos vivos, mañana no lo sabemos, así que, aprovechemos el momento para buscar más del Señor, orar por los nuestros, olvidando todo lo negativo del pasado, y procurar hacer el bien a quien lo necesite; por si el mañana no llega.

Jeremías 33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Mateo 6.34 No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

1 Pedro 5:7 Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.

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