¿De qué tamaño es tu bendición?

Cuentan que un día, muy temprano, salió a pescar una persona con mucho ánimo y contento, ya que presentía que pescaría mucho.

Tenía todas las condiciones perfectas para hacer una gran pesca. Se monta en su bote, comenzó a remar y llegando no muy lejos de la orilla, allí lanzó el ancla.

Prepara el hilo, prepara la carnada, pero antes de comenzar a pescar se puso en pie y comenzó a hacer una oración a Dios dando gracias por un día tan precioso y declarando la gran pesca de ese día.
Acto seguido, comenzó a pescar.

Mientras el pescaba, a pocos metros de distancia había una persona observándolo con mucha atención.

Esta persona notaba que cuando el pescador cogía un pez, lo media y decía: “Este mide 15 centímetros”; lo sacaba y lo colocaba en una cesta donde acomodaría toda la pesca del día, y continuaba pescando. Luego saca otro pez, y haciendo lo mismo dijo: “Este mide 16 cm.”; lo echa en la cesta y continua su pesca.

El observador nota que el próximo pez que el pescador saca era bien grande, más del triple de los que había sacado anteriormente, y se sorprende cuando le oye decir: “Este mide mucho”, al tiempo que lo devuelve al agua.

Este patrón fue repetido en varias ocasiones, lo que llamó la atención de tal manera al observador, que decidido, comenzó a remar acercándose sutilmente al bote. Luego, saludando al pescador le pregunta: He visto que ha tenido muy buena pesca, pero he notado que los peces bien grandes los devuelve al agua. ¿Porque siendo tan grandes los devuelve y no hace esto con los de menor medida?

- El pescador contesto: Lo que sucede es que los peces grandes no caben en mi sartén que solo mide 16 centímetros.

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¿Le has pedido a Dios una bendición, la cual tú sabes que no puedes llevar?

Hay diferentes formas de pedir; pedir en la voluntad de Dios, o pedir con fe creyendo que Dios lo hará.

A veces le pedimos a Dios tantas cosas, deseando que sea su voluntad, y vemos que el Señor no nos complace. Pero, no es que él no quiera complacernos, sino que Dios sabe que no estamos capacitados o preparados para recibir lo que hemos pedido.

Por ejemplo, hay gente que le pide a Dios por una casa, pero ellos mismos saben que lo que ganan de empleo no les da para pagar una hipoteca, luz, agua, seguro, y todos los gastos que conlleva una casa. Entonces Dios, conociendo nuestra posición, para protegernos de alguna vergüenza o de que a la larga lo perdamos todo, nos deja sin darnos la petición. Por eso Jesús habló a la multitud y les dijo en Lucas 14:28-29Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él.”

Por otro lado, están los que piden con fe, porque creen que Dios les cumplirá la petición. Esos son los que piden porque saben que pueden con la bendición. Esos son los que tienen un sartén grande para recibir lo que Dios les entregue en sus manos. Esos son los que creen lo que dice Hebreos 11:6 que “sin fe es imposible agradar a Dios.” Esa es la clase de gente que le agrada a Dios, que aunque piden para que se haga la voluntad de Dios, en su corazón han creído que la petición ya está contestada.

El anhelo de Dios es bendecirnos y complacernos como hijos suyos. Pero él también prueba nuestra fe, para ver hasta donde le creemos. Solo pidamos con fe, adorando al Señor, orando en espíritu y en verdad creyendo en todas sus promesas, y pidiéndolo todo en el nombre de nuestro salvador Jesucristo. Solo cree. Y cuando pidas, no te limites a lo mínimo, porque Dios tiene cosas grandes, así que, prepara una gran sartén.

dijo Jesús en… Juan 14:13-14 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Marcos 11:24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

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