Napoleón y El Soldado
Se dice que en cierta ocasión el Emperador Napoleón I
se encontraba delante de un grupo de soldados, cuando de repente su caballo se
desbocó; entonces un soldado raso se lanzó hacia el caballo, y, cogiendo el
freno del caballo, pudo pronto detenerlo.
Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo:
“Gracias, mi capitán”. El soldado se sorprendió al oír a Napoleón decirle
“capitán”, pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que
se encontraba delante de Napoleón, y que, si él quería, podía hacerlo capitán.
Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: “¿De qué
regimiento, mi Emperador?” El emperador le contestó: “De mi guardia personal.”
Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el
jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de
soldado raso, le preguntó: “¿Capitán, por órdenes de quién” – “Por órdenes de
mi Emperador, Napoleón I.”
En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser
capitán. Si este soldado raso no hubiese tenido fe, hubiera dicho: “Mi
Emperador me dice capitán, pero yo no soy más que un soldado raso. Por el susto
que le dio el caballo, se equivocó y me dijo capitán”, y se hubiera ido a tomar
su lugar y habría permanecido soldado raso toda su vida.
*******
¿Te has sentido humillado/a por alguien, que ni
siquiera ha tenido el mínimo respeto hacia tu persona?
A veces recibimos desprecios, vituperios, y rechazos
de mucha gente, aun de la familia. Eso nos hace sentir mal, nos duele, nos
hiere, y nos hace sentir como si fuéramos lo más bajo; pero no debe ser así.
Tenemos que mantener nuestra postura y cordura,
nuestra frente en alto, y mucho más si somos hijos de Dios. No es que todos lo
sean, porque dice la palabra en Juan
1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”, así que solo los que reciben a
Cristo serán llamados hijos de Dios. Por lo tanto, los hijos de Dios tienen
mayor recompensa que los que no lo son. Miren lo que dice en Romanos 8:17 “Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” O sea, que
tenemos todas las de ganar; somos hijos de un Rey, y el más grande de todos. Por
tanto, tenemos que caminar como si fuéramos Príncipes en esta tierra.
No permitas que nada ni nadie trate de ponerte por lo
bajo. Necesitas tener por certeza que eres mucho más de lo que muchos puedan
decir de ti. No necesitas esperar que alguien te diga “Tú puedes”, eso es algo
que, como hijo de Dios, tú deberías tener en la mente.
Somos muy valiosos en las manos de Dios, no te dejes
llamar o tratar de forma baja. Cuando alguien te llame de manera negativa o de
forma ofensiva, simplemente dile “yo soy un Príncipe en esta tierra, porque mi
Padre es El Rey de Reyes, y el Señor de Señores”.
Salmo 103:13 Como el padre
se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.
2Corintios 6:17-18 Por lo cual,
salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo;
y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e
hijas, dice el Señor Todopoderoso.
Mateo 5:9 Bienaventurados
los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario