Un Oso en La Cueva

Una antigua historia habla de dos adolescentes que exploraban una cueva cuando vieron lo que parecían ser las enormes y profundas huellas de un oso dentro de un cavernoso túnel.  Decidieron seguir avanzando dentro de la oscura caverna, pero caminaban despacio y con mucha cautela.  Hacían brillar la luz de sus linternas en cada rincón, y mantuvieron los ojos y los oídos abiertos en el caso de que se fueran a encontrar con un oso.
De pronto, detrás de una roca saltó el oso de la apariencia más feroz que vieran jamás.  Parado ante ellos, el oso gruñó como un león, haciendo un eco de un sonido horrible que rebotaba en las paredes.  Los dos asustados muchachos corrieron a la entrada de la cueva con el oso rugiéndoles detrás.  Entonces uno de los muchachos se dejó caer en el suelo, con rapidez se desató las botas de escalar, se las quitó y se puso las zapatillas de correr.

Su amigo le gritó: ¡Apúrate! ¡Salgamos de aquí! ¿Por qué se te ocurre cambiarte de zapatos?  De todas formas, ¡no tenemos muchas posibilidades de correr más rápido que el oso!
Poniéndose de pie enseguida y comenzando a correr, el primer joven dijo:  Yo no tengo que correr más rápido que el oso, tengo que correr más rápido que tú.
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¿Has tenido, alguna vez, una mala experiencia con alguien que se hacía llamar tu amigo?
Desde nuestra niñez comenzamos a conocer gente las cuales comenzamos a llamarles amigos; aunque lo hayamos acabado de conocer. Pasan los años, y cuando hablamos de la gente que no vemos por muchos años, nos referimos a ellos como viejos amigos. Pero ¿En verdad eran amigos, o solo conocidos?
¿Qué es un amigo? La biblia lo define como “un hermano en tiempo de angustia” (Prov. 17:17). Amigo es la persona que buscas cuando necesitas hablar, cuando necesitas una ayuda, cuando necesitas un consejo, cuando necesitas desahogarte en algún problema, y te da el consejo que necesitas. Esa persona es la que, cuando te encuentras en aflicción, buscas para hablar o para que venga a acompañarte, y aunque se encuentre ocupado busca la forma de hablar o estar contigo. Es la persona que cuando te encuentras en necesidad te da la mano, siempre y cuando esté a su alcance, y si nota que no puede ayudarte, busca las formas de cómo hacerlo. Eso es lo que se llama “un amigo”. Esas cualidades las tiene nuestro Señor Jesucristo; un verdadero amigo fiel.
El Señor nos muestra, en cada momento, que él es nuestro mejor amigo. Él quiere que vayamos a él en los momentos de aflicción, en los momentos de angustia, aun cuando tengamos la necesidad de hablar con alguien. ÉL siempre está presto para escucharnos y darnos la ayuda que necesitemos.
No es que no podamos tener amigos, al contrario, hacen falta los amigo en la tierra. Pero, seamos cautelosos en escoger nuestros amigos. Amigo no es el que va y cuenta todos tus secretos a otro que considera también su amigo. Amigo no es el que te escucha y luego habla de ti a tus espaldas. Amigo no es la persona que tu conociste desde tu niñez, la cual no has vuelto a ver hace muchos años. A esos los podemos llamar amigos de la infancia. Ahora no sabemos si podemos, todavía, considerarlos amigos, porque no conocemos sus nuevas mañas.
Es lindo tener un amigo desde la infancia, siempre y cuando se mantengan genuinos, porque sabemos con quién podemos contar. Tal vez no veamos ese amigo por muchos años, pero, si lo vemos, y notamos que sigue siendo una persona de confianza, ¿Por qué no considerarlo amigo?
Es bueno tener amigos en nuestra vida, pero mejor sería ir a nuestro Señor Jesucristo antes que a los demás, porque él puede brindarnos el mejor de los consejos, y la mayor confianza que podemos recibir. Seamos amigos de Jesús, él no nos faya, y siempre nos atiende.
Escoge a tus amigos; los demás son solo conocidos.
Proverbios 18:24 El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.
Proverbios 19:4 Las riquezas traen muchos amigos; mas el pobre es apartado de su amigo.
Proverbios 17:17 En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.
Juan 15:12-14 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 

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