Disparando sin blanco
Un día, «Charlie Brown» (el de las tiras cómicas)
estaba en el patio trasero de su casa practicando tiro al blanco con su arco y
sus flechas.
Templaba el arco y lanzaba la flecha a una cerca.
Luego, iba donde había caído la flecha y dibujaba un blanco a su alrededor.
Luego de tirar varias flechas y arcos más tarde, Lucy
le dijo: “No puedes practicar tiro al
blanco de esa manera. Primero dibuja el blanco, entonces tira la flecha”.
La respuesta de Charlie fue: “Lo sé, pero
si lo haces a mi manera, ¡nunca fallarás!”.
- “Cuando era niño, mi padre decidió construir una
cancha de baloncesto para mi hermano y yo. Hizo una plataforma de cemento, puso
un tablero en el garaje y estaba a punto de poner la canasta, cuando fue
llamado de urgencia para una emergencia. Prometió ponerla tan pronto como
regresara. No hay ningún problema, pensé. Tengo una flamante pelota de
baloncesto y una nueva plataforma de cemento sobre la cual rebotar mi pelota.
Durante unos minutos jugué con mi pelota sobre el cemento. Pronto me aburrí, y
lancé la pelota al tablero una vez. Dejé que la pelota rodara fuera de la
cancha y no la volví a tomar hasta que papá volvió para poner el aro. ¿Por qué?
Porque no hay ninguna gracia en jugar baloncesto sin un aro. Lo bonito es tener
algo por qué esforzarse.”
- Tomado del libro “Actitud” de John C Maxwell -
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¿Cuántas veces te has levantado preguntándote en tu
mente qué iras a hacer hoy?
Hay quienes se levantan de sus camas día a día sin
saber para donde van, y mucho menos de donde vienen. Es como si sus vidas no
tuvieran ningún propósito de existir. Solo saben que están vivos, y nada más.
Lamentablemente, hay mucha gente que vive su vida como
Charlie Brown; tirando sus flechas cada día para donde caiga. No tienen una
meta, ni siquiera un propósito. No dibujan un blanco, por lo tanto, nunca
fallan, pero a la misma vez nunca dan en uno, tampoco.
No podemos vivir una vida llena de blancos
transparentes. Es tiempo de marcar el blanco hacia dónde vamos a disparar, para
poder ver en el momento en que le damos. Para poder disfrutar ese momento como
un gran esfuerzo con una victoria obtenida. Es tiempo de preguntarle a Dios qué
hemos de hacer, para que somos buenos, cual es el propósito de nuestra vida
aquí en la tierra.
Hoy día, la tecnología ha ayudado mucho a borrar los
blancos de la vida de muchos. Hay gente que se levanta, no solo jóvenes, sino
también adultos, y van directo a los videos juegos, al Facebook, a la
computadora para chatear, y todo lo hacen con un tiempo indefinido, dando a
entender que “no tienen nada que hacer”; habiendo tanto por hacer.
El propósito de Dios es bendecirnos en todo lo que
decidamos hacer para nuestro beneficio. Pero el propósito de muchos es que Dios
lo haga todo por ellos, y por tal razón no hacen nada. Tenemos que movernos,
tenemos que trazar una meta hacia donde queremos llegar. Si no lo hacemos así
viviremos una vida llena de días aburridos, sentados en un asiento y esperando
a ver que nos traerá el día de mañana. El televisor, la computadora, y los
videos juegos pueden llenar un breve espacio momentáneo, pero no pone en
nuestros corazones el gozo de haber alcanzado una meta; a menos que tu meta sea
llegar a la última parte del video juego o el final de la película.
El Señor está dispuesto ayudarnos a lograr nuestras
metas, pero no lo puede hacer si nosotros no tenemos alguna, y mucho menos, si
no pedimos su ayuda. Levántate, dibuja un blanco y tira tu flecha a ver cuán
cerca estás de darle al centro de tu meta.
Procura que uno de esos blancos se llame “Jesús”.
Procura que cada día, logres llegar a él, hablarle, adorarle y abrazarle.
Procura dar en el centro de ese blanco, porque el premio que recibirás será
incomparable.
Filipenses 3:13-14 Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
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