Todo lo Escucha

En un hogar muy pobre, el padre del hogar se sentó una vez a cenar con su familia. Antes que comenzaran a comer, los miembros de la familia unieron sus manos alrededor de la mesa y el hombre hizo una oración, agradeciendo a Dios por el alimento, las manos que la prepararon, y por la fuente de toda vida.
Después de haber hecho la oración, el mismo hombre que había agradecido a Dios, durante la cena, se quejó por lo viejo que estaba el pan, el amargor del café, y por un poco de moho que encontró en una punta del pedazo de queso. Su hija la preguntó:

- ¿Papá, crees que Dios te oyó dando las gracias antes de la cena?
- Por supuesto, querida - le respondió con confianza.
Luego ella le preguntó: - ¿Crees que Dios escuchó todo lo que le dijo durante la cena?
El hombre le respondió: - Pues sí, yo creo que sí. Dios escuchó todo.
Ella pensó por un momento y luego argumentó: - Papi, ¿cuál de las dos conversaciones piensas que Dios te creyó? ¿Cuándo agradeciste o cuando te quejaste?
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¿Cuántas veces has actuado de manera hipócrita, solo para que no se note lo que llevas dentro?
A todo el mundo le gusta tener muchas bendiciones, cosas buenas que nos agraden tener. Pero a muchos no les gusta ver algún defecto en sus bendiciones porque ya no seria valido para ellos. Y más aún, muchos no son, ni siquiera, agradecidos por las bendiciones que han recibido.
Le damos gracias a Dios por las cosas que nos ha dado, y por otro lado nos quejamos de lo que Dios nos ha dado. Le agradecemos a Dios el alimento, y luego nos quejamos porque no hay lo que queríamos. Hay quienes le agradecen a alguien por un regalo, y luego, a sus espaldas, murmuran acerca del regalo. Agradecen si le dan poco, y luego se quejan porque no recibieron mucho. En fin, hay gente que no son agradecidos por nada, aunque los escuchemos agradecer por algo.
Dice la palabra de Dios en 1Tesalonicenses 5:18 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” ¿Somos acaso merecedores de las bendiciones de Dios? Si luchamos por una bendición y no la logramos, ¿Podríamos culpar a Dios por no ayudarnos? ¿Podríamos reclamarle a Dios por todo eso? ¿No seria mejor darle gracias a Dios por no recibir lo que esperábamos porque tal vez podía ser de maldición?
El Señor ve todas las cosas. Él sabe de lo que carecemos, pero también sabe lo que nos conviene. Hay bendiciones que vienen más luego. Solo hay que esperarlas. Hay bendiciones que nunca vendrán, no porque Dios no lo quiera, sino, por nosotros mismos. A veces Dios quiere que luchemos por tener un mejor porvenir o una mayor bendición, pero nosotros nos recostamos esperando que sea Dios quien haga.
Si único que tienes para comer es un puñado de arroz sin nada más, recuerda que hay muchos que desearían ese poquito que tú tienes, porque ellos no tienen nada. Si llevas usando la misma ropa por un año o más, recuerda que hay muchos que viven descalzos, y casi desnudos, deseando ponerse lo que tú tienes, aunque sea por el resto de sus vidas.
Agradece a Dios por todo lo que te ha dado, y no uses tu boca para maldecir por lo que no tienes. Dios hace como quiere, cuando quiere, y con quien quiere. Es mejor estar pobre y necesitado, pero en las manos de Dios, que rico y en abundancia, pero perdido en este mundo. Por eso, cuida las palabras que uses después de las bendiciones que no te agradan.
Como dice en Efesios 4:29-30Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
Dios está siempre con nosotros, es el único omnipresente que está en todos lados. Él nos escucha, y atiende nuestras suplicas. Recuerda que, si no lo escuchas, o ves su mano alrededor tuyo, es porque está trabajando en tu petición.
Salmo 9:1-2 Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
Salmo 37:7-9 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

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