Corazón Valeroso

Se cuenta la historia de un querido amigo y miembro de la iglesia, que falleció luego de una larga vida de amor y servicio.
En el funeral, sus hijos se levantaron uno por uno a contar historias referentes a su padre y pronto pudo notarse un tema común: que su más singular y extraordinaria cualidad fue su voluntad para servir a otros, sin importar cuál fuera la necesidad.
Era uno de esos hombres siempre dispuestos a tender una mano, hacer un favor, algún trabajo peculiar, o simplemente ofrecer un transporte a alguien. Una de sus hijas mencionó que a dondequiera que se dirigía, llevaba consigo una caja de herramientas y un par de vestimentas de mecánico en el maletero del carro, “por si acaso alguien necesitaba alguna reparación”.

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¿Cuáles son tus limites o regularidades para ser de ayuda o servir a alguna persona?
En este mundo en que vivimos estamos rodeados de gente con mucha necesidad. Vamos por las calles y ahí encontramos gente pidiendo limosnas. Vamos en nuestros autos y ahí vemos gente pidiendo en las esquinas o en las luces del tráfico. Donde quiera que vayamos vamos a ver a esta gente. No solo en las calles, también lo podemos ver en medio de la familia. La necesidad, de una manera u otra, se encuentra en todo lugar; aun en la gente de mucho dinero.
Pero ¿hasta dónde podemos ayudar? El Señor quiere que hagamos el bien en todo tiempo, porque no hacerlo, mientras podamos, es pecado para con nosotros. Dice el libro de Santiago 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. Una persona que se dice ser cristiano, que el espíritu de Dios está dentro de sí, y no atiende la necesidad de su hermano, no puede decir que el amor de Dios está en él.  Ni siquiera puedes decir que amas a tu hermano, si no lo demuestras con hechos. Dice la palabra en 1Juan 3:17-18 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
El Señor se ocupa de nuestra necesidad, aunque muchos no lo vean así. Solo que hay quienes le piden la ayuda, y hay otros quienes quieren que el Señor les sirva por obligación, aunque ellos no pidan nada. No hay quien le gane a Dios dando, y no hay quien le gane a Dios bendiciendo. Porque cuando Dios da, da en abundancia, como para que creas que en él hay bendición a granel.
Ocúpate por necesitado, aún más por los tuyos, tu familia, y por los de la fe, quienes también, aunque no tengan en lo material, se ocupan de orar por nosotros. No es que cuando veamos a alguien en necesidad le digamos “voy a orar por ti” solamente, sino que también suplamos la necesidad material si está a nuestro alcance. Seamos imitadores de nuestros antepasados en la biblia. Dice en Romanos 15:26-27Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales”.
Seamos de bendición para los demás, así como el Señor ha sido de bendición para nosotros. Si bien recibimos de parte de Dios, compartamos esa bendición con el necesitado.
Gálatas 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Deuteronomio 15:7-8 Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.
Deuteronomio 15:11 Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.

3Juan 1:5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,

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