Lo Correcto
Una tarde, un niño y
su padre se encontraban pescando en un lago en las montañas y era el día previo
para el comienzo de la temporada de róbalo, así que usaban gusanos de carnada
para atrapar percha y pez sol. El niño decidió practicar su lanzamiento usando
un pequeño cabo plateado, al momento que el cebo cayó del agua, su vara se
dobló por completo. Él y su padre reconocieron al instante que algo enorme se
había pegado al anzuelo. Cuando por fin logró subir al bote el pez más grande
que había visto en toda su vida, una gigantesca luna había salido sobre el
lago, sólo había un problema, el pez era un róbalo.
El padre del niño le echó un vistazo a su reloj y vio que eran las 10:00 p.m., justo dos horas antes del comienzo oficial de la temporada de róbalo.
- Hijo, vas a tener que echarlo al agua - dijo el padre.
El niño protestó diciendo - Pero nunca lograremos atrapar otro pez tan grande como éste.
Miró a su alrededor y vio que nadie más estaba en el agua para observar la situación, pero por el tono de su padre, él sabía que no era un asunto que podía discutirse. Entonces, cuidadosamente quitó el anzuelo de la boca del pez y con mucha delicadeza lo regresó al agua.
El niño estaba en lo cierto, nunca ha vuelto a pescar un róbalo tan grande, pero lo que si recuerda es la lección que su padre le enseñó aquella noche: Lo correcto hay que hacerlo, no sólo cuando alguien te esté mirando.
El padre del niño le echó un vistazo a su reloj y vio que eran las 10:00 p.m., justo dos horas antes del comienzo oficial de la temporada de róbalo.
- Hijo, vas a tener que echarlo al agua - dijo el padre.
El niño protestó diciendo - Pero nunca lograremos atrapar otro pez tan grande como éste.
Miró a su alrededor y vio que nadie más estaba en el agua para observar la situación, pero por el tono de su padre, él sabía que no era un asunto que podía discutirse. Entonces, cuidadosamente quitó el anzuelo de la boca del pez y con mucha delicadeza lo regresó al agua.
El niño estaba en lo cierto, nunca ha vuelto a pescar un róbalo tan grande, pero lo que si recuerda es la lección que su padre le enseñó aquella noche: Lo correcto hay que hacerlo, no sólo cuando alguien te esté mirando.
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¿Cuántas cosas has hecho a
escondidas, no pensando que Dios lo ve todo?
Alguna gente piensa que Dios
solamente aparece cuando uno está orando; solo porque la palabra dice en Mateo 18:20 “Porque donde están dos o
tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Eso es
suficiente para ellos creer que Dios no está a nuestro rededor en todo tiempo.
No es que Dios no esté contigo cuando estás solo. Él está a tu lado, no puede
estar en medio porque tú estás solo. Pero te escucha y te atiende.
Tampoco es que, si hay dos o
tres hablando de películas y carros, o de novelas y chimes, o cometiendo
pecado, ya por eso, el Señor no está ahí. No es así; el Señor está viendo y
escuchándolo todo, en todo tiempo.
Hay muchos que no entienden
esto, y es por esa razón que muchos actúan de manera pecaminosa, pues se
olvidan de que los ojos de Dios lo ven todo. Dice la palabra de Dios en Proverbios 15:3 “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los
buenos.”
Lo raro de todo esto es que,
si la gente pudiera ver con sus propios ojos que el Señor está a su lado no
pecarían nunca, no haría tanta
maldad. La maldad llega porque la persona no puede percibir que el Señor
está ahí a su lado. Si la gente entendiera esto no hubiera delitos y asaltos,
gente en sus lugares de trabajo cometiendo adulterio o fornicación, palabras
soeces que desagradan a Dios, padres maltratando a su esposa e hijos, padres aceptándole a
sus hijos el pecado, drogas,
licor, y tantos otros pecados que apartan a la humanidad del Señor. Dice la
palabra de Dios en el libro de Job
34:21-22 “Porque sus ojos están sobre
los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos. No hay tinieblas ni sombra de
muerte donde se escondan los que hacen maldad”.
Dios está en todo lugar, a tu lado, desde que te levantas hasta que te vuelves
a levantar al otro día. Él siempre está pendiente a nuestras necesidades,
mirando nuestros pasos cada día, escuchando cada palabra que hablamos, atento a
nuestras súplicas. Por eso debes aprovechar y hablar con él en todo tiempo,
¿por qué no aprovechar que lo tienes a tu lado? En vez de hacer algo que le
desagrade a él, has algo para que tu nombre pueda ser escrito en el libro de la
vida, y puedas ser elegible para vivir con él toda una eternidad.
Jeremías
23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No
lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
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