Androcles y el León
Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y
corrió hacia la foresta.
Y mientras caminaba sin rumbo llegó
a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó: “Por favor te ruego que me
ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me
tiene sangrando y adolorido”.
Androcles lo examinó y gentilmente
extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde
compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el
león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue
condenado al redondel a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un
león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que
se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo
cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el
emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y
liberó en la foresta al león.
Los buenos actos siempre son
recompensados.
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¿Cuánto cuesta un acto humanitario?
No sabemos, pero sí sabemos que siempre tiene su recompensa, sea aquí en la
tierra o allá en el cielo.
Hay gente que, por alguna razón,
piensa que si ayuda a alguien seria perder el tiempo, porque tal persona no lo
va a recompensar. Si le pides un favor para que te lleve a cualquier lugar,
aunque sea a tres minutos de distancia en auto, no hacen el favor si no se les
paga el dólar de gasolina que van a perder. O no hacen el favor a menos que tú
le pagues con algo. Y todo lo hacen a cambio de algo. Pero es esa misma gente
la que en medio de la necesidad critican a aquellos que se les niegan hacerles
un favor a ellos.
Se olvidan que desde arriba hay un
Dios que lo ve todo. No podemos caminar ignorando lo que hay alrededor nuestro.
Estamos rodeados de gente hambrienta, sin hogar, caminando descalzos, con frio
y sin abrigo, con amigos y pasándola solo. ¿Cómo se puede vivir viendo tanta
necesidad y no querer aportar a nada?
Hoy tú y yo tenemos empleo, pero
talvez mañana no. Hoy tenemos comida y un lugar donde vivir y poder descansar,
pero ¿Qué nos deparará el mañana?, no lo sabemos. Por eso tienes que sembrar
amor, compasión, caridad, y servicio para todos aquellos que lo necesitan.
Dios nos dio esta tierra, y nosotros
la contaminamos. Él decidió eliminar la humanidad, y por un hombre fiel, Noé,
decidió darle una nueva oportunidad. Aquí estamos, ¿Cómo?, matando, robando,
destruyendo, maltratando, etc… y con todo, Dios nos sigue amando y nos sigue
dando el oxígeno para respirar, el sol para que para que podamos verlo todo con
claridad, la luna y las estrellas para que alumbren nuestras noches, el aire
para que refresque nuestros calores, y todo eso, y más, nos lo da completamente
gratis, a cambio de nuestro amor hacia él y hacia los demás.
Recuerda que lo que hagamos aquí en
la tierra es recompensado allá en el cielo. Pero lo que hagas hazlo con amor,
sin esperar nada a cambio, y ese Dios que lo ve todo, te pagará con muchas
bendiciones.
Sal 126:5-6 Los que
sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que
lleva la preciosa semilla; Más volverá a
venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
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