El Saco de Plumas
Había una vez un
hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le
tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.
Tiempo después se
arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre
muy sabio a quien le dijo: Quiero
arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?, a lo que el
hombre respondió: Toma un saco lleno de
plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas.
El hombre muy
contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día
las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo: Ya he terminado, a lo que el sabio contestó: Esa es la parte más fácil. Ahora
debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la
calle y búscalas.
El hombre se
sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi
ninguna.
Al volver, el
hombre sabio le dijo: Así como no pudiste
juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que
hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer
es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.
*******
¿A quién has
humillado, o llevado a una mala reputación por cuenta de tu lengua?
Hay gente que no
tiene un control en su boca; cuando están enojados, cuando piensan que tienen
la razón, cuando dicen algo que escucharon y lo siguieron regando, y en
diferentes formas y razones. Luego que crean el daño quieren tratar de
repararlo, pero eso es imposible.
¿De qué te vale
tratar de reparar el daño que hiciste, si lo que hiciste ya el viento lo regó
por el mundo entero? No hay manera de arreglar nada. Por eso tienes que tener
el control de tu lengua.
Esto dice el libro
de Santiago 3:5-10
5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se
jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua
está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la
rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de
serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza
humana;
8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal
que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella
maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
10 De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
Fíjense que
Santiago dice algo muy cierto en estas escrituras. Él dice que con esta boca
alabamos a Dios, somos de bendición para muchos, y sin embargo, maldecimos con
ella misma. Luego con esa misma boca queremos arreglarlo todo un “perdóname”, cuando
ya nada se puede hacer.
Hoy día no hace
falta la lengua, esa fue cambiada por Facebook. Ahora la llama de fuego llega
aún más lejos que antes. Y esto no es solo entre los que no tienen al Señor,
esto también se encuentra en medio del pueblo que le sirve a Dios.
Hermanos y amigos,
tenemos que ser cuidadosos con las cosas que decimos. Miremos bien a quien le
podemos hacer mal. Dios no se agrada con el chismoso, ni con el que se agrada
hablando mal de alguien. Porque ¿Cómo escuchará Dios el clamor de tu boca
estando llena de tanto veneno?
Seamos sabios.
Usemos nuestra lengua para alabar a Dios, y ser de bendición para la humanidad.
Porque de esas cosas se agrada Dios. Cuídate de no pagar en ti mismo, lo que
regaste con tu boca.
Proverbios 18:21 La
muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus
frutos.
Comentarios
Publicar un comentario