El León Enamorado
Un
león se había enamorado de la hija de un labrador. Era tanto el amor que sentía
por ella que, aunque no era de su misma raza, fue a su padre y la pidió en
matrimonio.
El
padre labrador no podía decidir si estaba bien o no dar su hija a tan feroz
animal, pero tampoco sabía si negársela, por el temor que le inspiraba.
Como
el león no dejaba de insistirle, el labrador tuvo una idea, y le dijo que le
parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con
la siguiente condición: que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas,
porque eso era lo que atemorizaba a su hija.
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.
Una
vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus
poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a
golpes.
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¿Cuánta
gente han sacrificado los dones y cualidades que Dios les ha dado, para ponerse
en las manos del enemigo?
Esta
historia es muy parecida a la de Sansón en el libro de Jueces, capítulo 16.
Sansón tenía una fuerza que venía de Dios mismo. Un hombre el cual desde su
niñez Dios lo había llevado de su mano, formándolo un gran guerrero, con una
fuerza que nadie entendía de donde venía. Sin embargo, por el amor de una mujer,
la cual no era aprobada por Dios para él, perdió todo lo que Dios había puesto
en él.
Así
hay mucha gente. Dios les ha entregado talentos y dones que serían de mucha
bendición para sus vidas, y ellos entregan todo en las manos del enemigo. Dios
les da bendiciones, y ellos, en vez de estar agradecidos y seguir agradando a
Dios, apartan a Dios de sus vidas, y todas las bendiciones las tiran al suelo.
Hay
gente que tiene grandiosos talentos; para cantar, tocar instrumentos, escribir,
etc…, y en vez de entregarle ese talento al Señor, para que Dios los use en su
obra para alcanzar almas para Cristo, y así el Señor darle más bendiciones,
ellos prefieren entregárselos al mundo, por solamente un aplauso y un par de
dólares que en un día se les acaba. Creo que ese negocio está bien flojo.
¿Cómo
puedes entregarle lo que Dios te ha dado, al mundo? Lo que Dios te ha dado,
todas esas destrezas, esos dones, esa inspiración, son para que sean de
bendición para tu vida. Pero si tú, en vez de ponerlo en las manos de Dios, para
que todo eso se multiplique, se lo entregas al mundo, ¿Qué beneficios vas a
obtener?
En
el libro de Éxodo vemos que es Dios quien nos da los talentos; tanto como para
pintar, diseñar, carpintería, etc. Dice Éxodo
31:1-5 “Habló Jehová a Moisés,
diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur,
de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en
oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en
artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.”
Lo
que Dios nos da, es para bendecirnos, y para que seamos de bendición. No pongas
tus talentos y dones en las manos del enemigo, ponlo todo en las manos de Dios.
Un
aplauso, un elogio, o un par de dólares del mundo, no te darán la satisfacción
que te puede dar la mano de Dios.
1 Timoteo 4:14 No descuides el don
que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos
del presbiterio.
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