Tres Peticiones Antes de Morir
Un hombre,
muy rico, hizo tres peticiones antes de morir. Estas fueron sus peticiones:
1) Que su
ataúd fuese cargado por los mejores médicos de la época.2) Que los tesoros que tenía, fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3) Que sus manos quedaran en el aire fuera del ataúd a la vista de todos.
Alguien asombrado le pregunto cuáles eran sus razones.
El explico:
1) Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd, para demostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2) Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros, para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí se quedan.
3) Quiero
que mis manos queden descubiertas fuera del ataúd, para que las personas puedan
ver que llegamos a este mundo con las manos vacías, y con las manos vacías nos
vamos. Al morir, nada material te llevas contigo.
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Hoy día la
gente vive desesperada por tener un dinero extra en su cartera, o cuenta de
banco. Tienen empleo, tienen ropa y comida, pero ellos quieren más. Y no es que
sea malo tener más, siempre y cuando se pueda. El problema es que la gente
busca cada día poder tener un poco de suerte en la lotería, en los tickets de
raspar, en los casinos, y en todo lo que conlleva dinero, pero se olvidan de
buscar a aquel que le da la salud para que puedan disfrutar de ese dinero, del
que le da la fortaleza para moverse de una cama y poder caminar, viajar, e ir
por diferentes lugares del mundo con la ayuda de ese dinero. El dinero hace falta, de eso no hay duda. Hoy día es más fácil cuando dos o más en un hogar trabajan, que cuando uno solo en el hogar es el que está trabajando. Los empleos cada vez son más escasos, y la vida se pone cada vez más dura. Pero, ¿De qué me vale tener tanto dinero, si mi alma está perdida? ¿De qué me vale tener riquezas, si cuando muera abriré los ojos en el infierno, y nada de lo que tengo me podré llevar?
Tenemos necesidad de muchas cosas; ropa, zapato, casa y comida (como dice la canción). Pero esto dice en Mateo 6:31-34 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
Dios quiere lo mejor para sus hijos. Él quiere que tengamos todo lo necesario para vivir cada día, pero también quiere que busquemos más de él cada día. ¿Qué te puede dar la lotería, lo tickets de raspar, o los casinos, que Dios no te pueda dar? Él tiene muchas bendiciones para darte, pero tienes que entregarte a él. Las bendiciones que él tiene son para sus hijos, para los que lo buscan de corazón.
La gente gasta el poco dinero que tiene para buscar suerte en otras cosas. Hay un refrán que yo conozco desde pequeño que dice “el que juega por necesidad, pierde por obligación.” El enemigo de las almas hace que las personas que menos tienen gasten lo poco que tienen para dejarlos en la nada.
Es triste ver la gente buscando la suerte, y no buscando de Dios. Nada nos llevaremos el día de nuestra muerte. Busquemos de Dios cada día, porque él sabe de lo que tenemos necesidad, y nos la suplirá.
Búscalo
mientras tenga vida, porque después será muy tarde. Tu vida se perderá en el
fuego ardiente del infierno, y tus vienes serán para el disfrute de otras
personas. Busca de Dios y él te bendecirá.
Mateo 6:19-21 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la
polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.
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