Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus
respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor.
Pronto la charla devino en quejas acerca del
interminable “estrés” que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto
regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de
porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras
decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas…
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se
sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró
la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que
lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y
baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.
Esa es realmente la causa de muchos de sus problemas
relativos al “estrés.”
Continuó: “Les aseguro que la taza no le añadió
calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que
bebemos”.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero
instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de
los demás.
Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los
trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma
y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia
realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en
la taza dejamos de disfrutar el café.
DISFRUTA TU CAFÉ…
*******
¿Cuántos son felices con la vida que llevan? Algunos
son felices, algunos infelices, y otros confusos porque no saben ni la vida que
llevan. No saben si son felices o no solo porque no han logrado lo que se han
propuesto. Otros son felices con lo que tienen, aunque dentro de su corazón
tienen un pequeño malestar porque quisieran estar mejor.
No es malo buscar un buen porvenir. No es malo buscar
la forma de superarse para vivir, talvez no mejor, pero con más tranquilidad y
menos preocupaciones. Eso es de aliento y buena medicina para cada uno. El
problema está en que no seamos felices con lo que hasta el momento hayamos
obtenido. El problema está en que no podamos vivir felices con la vida que Dios
nos ha dado, solo porque queremos más, y encontramos menos.
La gente piensa que para vivir feliz hay que tener el
banco lleno de dinero. Pero eso no lo es todo en la felicidad. El dinero es
necesario, solamente, para lo que se necesite. Mientras no lo necesitemos ¿De
qué vale tenerlo en el banco dándoles ganancias a los banqueros? No es que sea
malo, sino que no es lo primordial.
Seamos felices con lo que tenemos, luchando y
trabajando para obtener más. Pero en medio de esa lucha y ese esfuerzo,
pongamos a Dios por delante para que sea él el que nos dirija hacia donde
podemos ir.
Para mucha gente el dinero ha sido de maldición. Las
vidas de sus hijos o seres queridos se han visto en peligro solo porque alguien
en la familia tiene mucho dinero, y ahora hay que pagar una recompensa por los
suyos. Hay quienes por el dinero han perdido la salvación de su alma, porque el
amor al dinero ha superado su anhelo de buscar de Dios y servirle.
Dios quiere bendecirnos, pero a su manera y voluntad. Él
sabe lo que nos conviene, porque él ve las cosas más allá, y sabe lo que puede
ser de bien para nosotros, y lo que no nos conviene. Por eso, pon al Señor en
tus planes, vive tu vida en paz, feliz, sirviéndole al Señor y sirviéndole a
los demás, con amor, en armonía, con gozo, y agradecido de todo lo que has
recibido de parte de Dios.
Recuerden que la persona más rica no es la que tiene
más, sino la que necesita menos. No serás más feliz por tener mucho, sino que,
serás más feliz por lo que haces con lo que tienes.
Filipenses
4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias.
Mateo
6:33-34 Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Mateo
6:24 Ninguno
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.
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