La Recompenza del Esfuerzo
Un hombre encontró un capullo de una mariposa y lo
llevó a su casa para observar a la mariposa cuando saliera del capullo.
Un día notó un pequeño orificio en el capullo, y
entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba
por poder salir. El hombre la vio que forcejeaba duramente para poder pasar su
cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que
pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su
intento. Parecía como que se había atascado.
Entonces el hombre, sintiendo lástima, decidió ayudar
a la mariposa y con una pequeña tijera corto al lado del agujero para hacerlo
más grande, y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo.
Sin embargo, al salir la mariposa tenía el cuerpo muy
hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, pues esperaba que en
cualquier instante, las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para
soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.
Pero nada sucedía, la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su
cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Jamás logró volar.
Lo que el hombre, en su bondad y apuro, no entendió
fue que la restricción de la apertura del capullo y el esfuerzo de la mariposa
por salir por el diminuto agujero, eran parte natural del proceso que forzaba
fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que alcanzasen el tamaño
y fortaleza requeridos para volar.
Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue
privado su desarrollo normal.
*******
¿Cuántos procesos hemos cortado para llegar a nuestra
meta?
Hay quienes han tomado acciones rápidas para obtener
lo que desean. Luego que reciben lo anhelado no le dan tanta importancia, y
poco a poco se pierde el interés por lo recibido.
Hay quienes se interesan por comprar una casa o un
auto de último modelo, y saben que si trabajan un par de horas extras pueden
acumular el dinero que necesitan para comprar lo que desean. Pero en vez de
hacer ese pequeño esfuerzo, van a un banco para que le den el dinero rápido, y
luego con los pagos y los intereses que tiene que pagar ya no le tienen el
mismo amor que le tenían antes de comprar lo que querían. ¿Por qué? Porque no
hubo ningún esfuerzo de su parte en obtenerlo. No hubo un sacrificio o una
lucha para lograr su objetivo. Ahora en vez de disfrutar lo que tiene, se
desanima por lo que tiene que pagar por eso.
Lo mismo sucede con los hijos. Hay padres que le
quieren dar todo a los hijos, y ni siquiera les dicen que se busquen un trabajo
para que puedan comprar sus cosas. No los empujan a luchar por lo suyo, para
que en el mañana no tengan que depender de nadie. Hay padres que en vez de decirles
a sus hijos que busquen empleo les dicen que se vayan a jugar para que se
entretengan, y que cuando llegue el cheque mensual comprarán lo que ellos
quieren. Y esos hijos crecen pensando que todo se puede obtener por la vía
fácil, sin trabajar, sin esforzarse, y luego salen unos delincuentes, porque
nunca aprendieron lo que era luchar por lo que se quiere.
Dios quiere que seamos bendecidos, pero muchas veces
hay que pasar por algunos obstáculos que nos darán la forma y la fuerza que
necesitamos para cuando logremos nuestro objetivo. Cuando luchamos por lo que
queremos y nos esforzamos por obtenerlo le damos más valor a lo que recibimos.
Vaya a una obra de teatro y pregúnteles a los actores
cuanto tiempo tuvieron que ensayar para lograr que la obra fuera un éxito. No
es ensayar media hora, y nos vamos. No es ensayar un día a la semana. Son días y
horas de sacrificio para lograr el éxito.
Pregúntele a un doctor, a un ingeniero, a un abogado,
o cualquier profesional como obtuvieron sus logros. Con muchas horas de
estudios, sacrificios, mientras sus amigos estaban de fiesta ellos estaban en
los libros. Pero la paga al final era un grado profesional que les ayudaría a
tener éxito en el futuro.
No busques el camino fácil para obtener tus metas.
Esfuérzate por lo que tú quieres. Pon al Señor delante de tus metas, y veras
que él te ayudará. Pero tienes que creer que él lo hará de acuerdo a tus
esfuerzos.
Hebreos
11:6 Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Proverbios
10:4 La mano
negligente empobrece; más la mano de los diligentes enriquece.
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