Cuatro velas se quemaban lentamente. En el ambiente
había tal silencio que se podía oír el diálogo que mantenían.
La primera dijo: “¡YO SOY LA PAZ! Pero las personas no
consiguen mantenerme. Creo que me voy a apagar.” Y disminuyendo su fuego
rápidamente, se apagó por completo.
Dijo la segunda: “¡YO SOY LA FE! Lamentablemente a los
hombres les parezco superflua. Las personas no quieren saber de mí. No tiene
sentido permanecer encendida.” Cuando terminó de hablar, una brisa pasó
suavemente sobre ella y se apagó.
Rápida y triste la tercera vela se manifestó: “¡YO SOY
EL AMOR! No tengo fuerzas para seguir encendida. Las personas me dejan a un
lado y no comprenden mi importancia. Se olvidan hasta de aquellos que están muy
cerca y les aman.” Y, sin esperar más, se apagó.
De repente entró un niño y vio las tres velas
apagadas. - “Pero, ¿qué es esto? –
dijo el niño - Deberían estar encendidas
hasta el final.” Al decir esto comenzó a llorar.
Entonces, la cuarta vela habló: No tengas miedo,
mientras yo tenga fuego, podremos encender las demás velas. YO SOY LA
ESPERANZA.
Con los ojos brillantes, el niño agarró la vela que
todavía ardía y encendió las demás.
*******
En el mundo en que vivimos, ¿Quién puede vivir en paz
mientras ocurren tantos crímenes a diario en nuestras ciudades? ¿Quién puede
tener fe de que todo cambiará, mientras vemos un gobierno corrupto? ¿Quién
puede mantener el amor por los demás, mientras reciben odio de parte de los
otros? Solamente aquellos que han puesto sus ojos en el Señor pueden lograr
estas cosas.
Años atrás…muchos años atrás, la gente de campo
dormían avece con las puertas abiertas. Confiaban en el vecino y en la
humanidad. Estaban seguros de que nada les iba a pasar, y por eso dormían en
paz. Pero ya no se puede hacer eso. Ya nadie puede dormir en paz sabiendo que
cuando menos se lo espere algo puede pasar. Solo los que buscan a Dios y están
llenos de su espíritu pueden vivir y dormir en paz. Porque la paz que se
encuentra en el Señor no se iguala a la de este mundo. Dijo Jesús en Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No
se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Ya la fe de que esto va a cambiar se ha perdido,
porque ya hemos visto tanta corrupción del gobierno, y tanto abuso de la policía, que ya no se sabe ni en quien
creer. Entonces, ¿En manos de quien pondremos nuestra fe? Nuestra fe está
puesta en nuestro Dios. Esto dijo Jesucristo en Marcos 11:22 “…Tened fe en
Dios.”
¿Y qué del amor? En estos tiempos la gente le ha
entregado su amor al dinero, a las fiestas, a los bailes, a los casinos, y a
todas las cosas del mundo, menos al Señor. Los divorcios aumentan, los abusos,
los crímenes, los suicidios, todo lo malo ha aumentado, y todo ¿Por qué?,
porque se ha perdido el amor. Sin amor no puede haber paz, no puede haber
confianza, no se puede luchar para un porvenir mejor, no se puede tener fe, se
acaba la esperanza de que todo al final saldrá bien. Todo eso, porque se ha ido
el amor. Ya no hay amor para la familia, para el vecino, para los amigos. Ahora
es el YO. YO me amo a mi mismo, y primero YO que nadie más. La gente se ama
tanto a ellos mismos que se han olvidado del amor a Dios.
El amor, la paz, y la fe son frutos que existen en
aquellos que tienen el Espíritu Santo de Dios. Sin eso no se puede vivir. Si no
tenemos amor, no tendremos lo otro. Si Dios nos ama tanto que envió a su único
hijo a dar su vida por nosotros, ¿Por qué no podemos amar a los demás? Si nos
perdonó ¿Por qué no podemos perdonar?
Solo nos queda una cosa, guardar la esperanza en
nuestros corazones de que algún día llegara para nosotros la paz eterna. Y eso
llegará cuando el Señor venga por su pueblo. Y aquellos que no lo han querido
aceptar, para ese entonces, no podrán tener la paz que tanto han deseado.
En Cristo podemos tener paz, fe, amor, esperanza, y
seguridad. Si no tienes eso en tu corazón, aún estás a tiempo.
1Corintios
13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el
amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Gálatas
5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe,
Juan
16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo.
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