Cada mañana en África, una gacela se despierta. Sabe que tiene que
correr más rápido que el león, porque si no, morirá.
Cada mañana un
león se despierta. Sabe que tiene que superar en velocidad a la gacela porque
si no, se morirá de hambre.
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¿Cuál es el
propósito por el cual tú te levantas de madrugada, sabiendo que no tienes que
ir a trabajar?
Hay quienes
diariamente se levantan temprano en la mañana, unos preparan un café para
despertar, otros se mantienen en ayuna, con el propósito de buscar el rostro
del Señor temprano de madrugada.
Esto es aparte
de los que se levantan pensando en las cosas que harán durante el día. Unos se
levantan con el propósito de irse a divertir a algún parque. Otros para la
playa, otros para irse de viajes, etc. No hay nada malo con eso. Es bueno salir
a despejar su mente, compartir con familiares o amistades, porque eso ayuda a
mantener a la gente unida. Ese no es el propósito de mi reflexión.
Mi consejo a
reflexionar es que todos deberíamos levantarnos de madrugada, primeramente,
para buscar el rostro del Señor, y orar por el nuevo día que se nos presenta.
Cada vez que nos levantamos tenemos que entender que comenzamos un campo de
batalla. Mientras nosotros, los amadores de Jesucristo, dormimos, el enemigo de
las almas planifica en cómo dañar nuestro hermoso día. Él planifica cómo
perturbar la paz que estamos viviendo, y cómo derrumbar cualquier plan que
tengamos para llevar un día feliz. Por lo tanto, tenemos que levantarnos de
madrugada y orar a Dios para que esos planes del enemigo sean derrumbados con
el poder de Cristo.
Hay quienes
piensan que solo porque son cristianos es suficiente para tener la protección
del Señor. Pero eso no es así. Nosotros tenemos que clamar por eso cada día.
Las bendiciones de Dios están para aquellos que se la piden. Hay quienes
piensan que Dios está obligado hacer las cosas. Por eso ellos se levantan y
siguen rumbo a su trabajo o cualquier otra actividad sin ni siquiera darle
gracias a Dios por el nuevo día que les dio para vivir. Hay que imitar a David,
el salmista, que buscaba a Dios temprano en la mañana. (Salmos 5)
Dios quiere que
cada día sea de bendición para sus hijos, pero tenemos que mostrarle nuestro
amor y respeto. Tenemos que decirle cuanto lo amamos, y lo que queramos que él
haga por nosotros en el día. Él está en su trono, Él no tiene que moverse de su
lugar. Solo inclinará su rostro hacia nosotros, si nosotros miramos hacia
arriba y clamamos a él. Por eso el Señor dice en su palabra; Proverbios 8:17 “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.”
Así, como la
gacela, tenemos que ser nosotros. Tenemos que levantarnos de madrugada para
poder escapar de las garras del león. Clamar a Dios de madrugada, porque
sabemos que nuestro adversario, el diablo, querrá devorarnos tan pronto nos
coja en sus garras. Pero, con Cristo tendremos la protección.
Salmos 5:1-3 Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera
mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti
oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de
ti, y esperaré.
1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar;
2 Corintios 2:14 Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre
nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la
fragancia de su conocimiento.
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al
mundo.
1 Corintios 15:57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Proverbios 8:17 Yo amo a los que me aman, y me hallan los
que temprano me buscan.
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