El Secreto de la Oración

Vamos a reflexionar acerca de la oración que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó, como un patrón a seguir. No fue para que la repitamos de memoria, sino para enseñarnos el camino hacia donde debería ir dirigida nuestra oración diaria; no para las oraciones que hacemos por los demás, sino, la que debemos hacer todos los días, de madrugada (Salmo 63:1).

Todas las cosas de Dios tienen un orden y unas normas a seguir. No podemos pretender hacer las cosas a nuestra manera, y luego recibir recompensa. Dios es un Dios organizado, y, por lo tanto, dentro del secreto de la oración hay también un reglamento. Ahí se encuentra el lugar, la forma, y a quién debemos de orarle. Hay veces que nuestras oraciones se pierden en el aire porque fallamos en las simples normas a seguir, aun así, esperamos ser recompensados.

Así fue que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó: (Recuerden que esto es nuestra oración diaria)

Mateo 6:6-13 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

*******

¿Cuántas veces has orado con la oración ejemplo, la cual muchos llaman el Padre Nuestro, de manera rutinaria, sin entrar en la oración de lleno?

Hay gente que repiten esa oración como si fuera algo obligatorio, memorizada, sin darle sentido a las palabras que el Señor nos enseñó. Pero quiero que sepan que esas palabras encierran un sentido mucho más mayor que lo que la gente piensa. En ella se encuentra un secreto que debemos entender. Hay gente que ora y piensan que Dios no les escucha, pero no es así, sino, que no están orando como deberían de hacerlo. Otras veces suele ser porque toman la oración para pedir cosas vanagloriosas, en vez de aprovecharla para pedir por lo necesario. Dice en el libro de Santiago 4:3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

He aquí el secreto de la oración;

1- Padre nuestro que estás en los cielos
Toda oración debe ir dirigida a nuestro Padre celestial; no a Jesús, no al Espíritu Santo, no a los ángeles, no a los santos, ni a ninguna otra criatura, solo al Padre. Jesucristo mismo lo enseñó en el versículo 6 cuando dijo “y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Y esto lo confirmó cuando dijo en Juan 14:13-14Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. Por tanto, la oración tiene que ser dirigida a Dios Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, para que el Padre sea glorificado. Si le oramos a otra persona que no sea el Padre celestial le estaremos dando la gloria a la persona que le oramos, y le quitaremos la gloria a nuestro Padre celestial.

2- Santificado sea tu nombre
Tenemos que comenzar alabando y adorando al Padre, santificando su nombre, honrando su presencia, dándole alabanza, demostrándole que lo reconocemos como nuestro único Dios, y a ninguno otro daremos nuestra alabanza; solo a él como Dios nuestro. Alábalo, dale la gloria y la honra, porque él, toda, se la merece.

3- Venga tu reino.
Al pedirle que venga su reino le estamos diciendo que queremos sentir su presencia, que queremos que tome control y dominio de todo lo que hay en esta tierra. Que venga a rescatar a su pueblo de tanta maldad en esta tierra. Que establezca su reino aquí en la tierra, para que lo malo que hay en ella desaparezca. Debemos decir como dijo el apóstol en Apocalipsis 22:20 “Si, ven Señor Jesús”. Clamemos su presencia.

4- Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Tenemos que mostrarle que nosotros no queremos que se haga lo que nosotros queramos, sino lo que Él quiera que se haga. Porque él sabe lo que nos conviene. Que se haga su voluntad en mi vida, en mi familia, en mis decisiones, en mis caminos, en todo. Que de la misma forma que se cumple y se hace la voluntad de Dios en el cielo, que así mismo sea en esta tierra, y en nosotros.

5- El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Pidámosle el alimento diario, no el de la semana o el mes, como si supiéramos cuando nos vamos de este mundo. Solo pidamos para el día de hoy. No solo el de nosotros, sino también el de los demás, el de aquellos que no tienen que comer. No pensemos solamente en nosotros, ocupémonos por la necesidad de los demás. Hay quienes se acuestan si llevar un bocado a su estómago; pidamos por ellos también, para que Dios nos dé a todos en pan de cada día.

6- Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Pidámosle perdón por nuestras faltas, porque siempre le fallamos en algo. Pero también, perdonemos a quienes nos han fallado. No podemos ser hipócritas con Dios pidiéndole pque nos perdone y nosotros no estamos dispuestos a perdonar a quien nos hiere. Porque, como dice su palabra en Mateo 6:15 “más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Para que entiendan la importancia de esto, lean lo que dice en Mateo 5:44-45Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” O sea, que no solamente tengo que perdonar, sino, orar también por quien me hizo mal. El perdonar y olvidar es más serio de lo que muchos piensan.  Hay quienes piensan que lo que ellos hicieron es pequeño, y que lo que les hicieron a ellos es grande, y por eso no perdonan. Pero, para Dios, no hay situación grande ni pequeña, si no perdonas, tampoco serás perdonado.

7- Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Demostrémosle que reconocemos su poderío como el Todopoderoso, y pidámosle que con su gran poder nos proteja de todo el mal que el enemigo tiene planificado para nosotros, y los nuestros, en este día. Demostrémosle que reconocemos que todo el reino es de Él, que su poder es inigualable, y que a Él le damos toda la gloria. Amén.

Tenemos que orar en todo tiempo, pero tenemos que saber cómo hacerlo, manteniendo nuestra comunión con el Señor, y así poder vencer contra los dardos del enemigo.

Marcos 11:24 - Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Paralítico de Betesda

Cuando La Vida Nos Presenta su Cuenta

Lo Que Piensa el Hijo del Padre