Papel Arrugado
Esta persona tenía un carácter impulsivo, reventaba en cólera a la menor
provocación.
La mayor parte de las veces, después de cada incidente, se sentía
avergonzado y se esforzaba por consolar a quien había dañado.
Un día su consejero, quien lo vio dando excusas después de una explosión
de ira, le entregó un papel liso, y le dijo – Estrújalo - asombrado, le obedeció e hizo una bola con el papel.
Luego el consejero le dijo: Ahora déjalo como estaba antes. Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que trató, el papel quedó lleno de arrugas.
Entonces el consejero habló: El
corazón de las personas es como ese papel. La impresión que dejas en ese
corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como esas arrugas en el
papel. Aunque intentemos enmendar el error, ya estará marcado. Por impulso no
nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras llenas de odio y rencor, y
luego, cuando pensamos en ello, nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha
atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado. Y lo más triste es que dejamos arrugas
en muchos corazones. Desde hoy, sé más compresivo y más paciente, pero en
especial aprende a dejar el orgullo a un lado y haz como haría un valiente;
Pide perdón y reconoce tu error.
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¿Cuántas veces te has arrepentido de algo que hayas dicho o hecho?
Hay gente que piensa que tienen que sacar todo lo que tienen dentro
porque si no explotan. Luego se arrepienten de que hicieron o dijeron porque
reconocen el daño que han hecho. Pero luego, ¿Qué? Hay quienes se disculpan y
piden perdón por lo que hayan hecho, pero también hay quienes no se disculpan y
piensan que hay que pedirles perdón a ellos; porque ellos nunca tienen la
culpa.
Nosotros somos responsables de nuestros actos. Si ofendemos tenemos que
reconocerlo y pedir perdón por eso. Tenemos que dejar el orgullo hacia un lado
y reconocer nuestros errores, porque no somos perfectos. Pero, lo importante es
que busquemos la manera de reparar ese daño que hemos hecho.
Hay padres que piensan que pueden hablarles a sus hijos como les dé la
gana, solo porque ellos son los padres. Padres que piensan que por el hecho de
ser padres pueden decir lo que quiera, sin pensar que están hiriendo el corazón
de sus hijos. Piensan que tienen el derecho, solo por ser padres. ¿Y qué? Ustedes
son los padres y ellos son los hijos; ¿Dónde está la diferencia?
¿Quién te dijo
que no tienes que respetar a tus hijos?
¿Quién te dijo que tú puedes hablarles
a tus hijos como te dé la gana?
¿No entiendes que ellos también tienen corazón
y sentimiento?
O acaso ¿Tú no eres hijo de nadie?
¿Sabías que el Dios que te
los prestó, también te los puede quitar?
¿Y qué tal con el conyugue? Hay matrimonios que se ofenden con
frecuencia. Utilizan palabras soeces para atacar a su conyugue, o para hacerlo
sentir mal. Y luego pretenden que la persona ofendida sea la que venga a pedir
disculpas.
Herir un corazón es marcar un reproche. Cada vez que alguien hiere al
corazón con palabras o hechos deja una cicatriz difícil de borrar. Aunque
parezca que todo se ve bien, esa cicatriz sigue ahí, y cada vez que sea
herida, peor será para sanar. Por eso, procura no lastimar un corazón.
Dios nos ama, se ocupa de nosotros, de los que le buscamos y seguimos, pero
también se hiere con muchos de nuestros actos. Su amor y su misericordia está
con nosotros en todo tiempo, pero también puede llegar el tiempo en que él
decida desecharnos.
Procura calmar tus iras para que luego no te lamentes, porque puede que
al momento de arrepentirte sea demasiado tarde. Mira a tu alrededor. Todo lo que
tienes, incluyendo tus familiares y amigos, te los ha dado Dios para que te sean
de ayuda en momentos de necesidad o para que tú seas de ayuda para ellos. No lo
pierdas por culpa de tus arrogancias. Sé humilde y busca del Señor para que él
te ayude a controlar tus pensamientos y tus actos.
No dejes cicatrices difíciles de borrar. Pide perdón, reconoce tu error,
y ponte en paz con los demás. Entonces verás la gloria de Dios.
Proverbios 10:14 Los sabios guardan la sabiduría; más la boca
del necio es calamidad cercana.
Proverbios 12:18 Hay
hombres cuyas palabras son como golpes de espada; más la lengua de los sabios
es medicina.
Proverbios 15:1 La blanda respuesta quita la ira; más la
palabra áspera hace subir el furor.
Proverbios 19:11 La cordura del hombre detiene su furor, y su
honra es pasar por alto la ofensa.
Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
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