El Mendigo Musical
Esto ocurrió en una de las calles en
París. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo estaba
su boina, con la esperanza de que los que por allí transitaban se apiadaran de
su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a su casa. El pobre
hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla
debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma aburrida con que tocaba
ese violín.
Un famoso concertista, que junto con
su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al méndigo. Todos
arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos
que reír de buena gana. La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El
hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del
mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se
lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista
fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó
una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir
y los transeúntes comenzaron a agruparse para ver el improvisado espectáculo. Al
escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y
pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.
La boina se llenó, no solamente de
monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el
maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más
feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso
a todos: “¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!”. Lo cual, por supuesto, era
rigurosamente cierto.
*******
¿Cuántas veces has pensado realizarte
en algo, o por lo menos ser alguien diferente?
En lo personal, muchas veces has
tratado de ser servicial, consejero, amigo de todos, ayudando en todo, pero hay
algo que avece no te deja ser como quieres ser. Y lo único que puedes hacer es
preguntarte ¿Por qué no puedo ser como quiero ser?
Lo que pasa es que no estás afinado,
y no puedes hacerlo a ti mismo. Un instrumento no se afina solo; tiene que ser
afinado para que suene bien, y se escuche con agrado. Así mismo pasa con
nosotros. Si no tenemos el toque del Señor que nos afine y nos haga sonar con
agrado, no lo podemos lograr.
Hay gente que son despreciados por
otros por su manera de hablar o expresarse hacia los demás, con un vocabulario
rechazado por la humanidad, y aún por Dios, y si esa persona no se pone en las
manos de Dios, el Señor no podrá cambiarlo. Tu forma de hablar y expresarte
hacia los demás cambia solamente cuando pones en tu corazón al que lo puede
afinar.
En lo secular, ¿Cómo lograras tener
éxitos en lo que te desempeñas, si no le pones el empeño y esfuerzo para
lograrlo? Si no te preparas y busca todo lo que necesitas para lograr lo que
buscas, no lo podrás conseguir. Nada se consigue a la prisa, todo tiene un
tiempo de preparación.
Dios quiere afinarnos, no solo para
ser el ser humano que él quiere que seamos, sino también para tener los logros
que él quiere que tengamos. Podemos ser buenos consejeros, buenos
profesionales, buenos para el servicio hacia los demás, pero tenemos que estar
bien afinados.
Déjate afinar por el Señor, y veras
hermosas melodías saliendo de ti, admiradas por los demás.
Colosenses 3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el
nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Déjate afinar por el Señor...
ResponderBorrar