La Desobediencia No Tiene Excusas
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Y dijo
Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste
dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la
costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
Pero la
serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de
todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los
árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio
del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el
bien y el mal.
Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los
ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se
paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de
la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Y Dios le
dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te
mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera
me dio del árbol, y yo comí.
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Esta
historia es, para mí, la historia más conocida de toda la biblia. Es el
comienzo de la creación de la naturaleza, y el comienzo de vida y creación del
hombre y la mujer. Los textos tomados se encuentran en Génesis 2 y 3. Cuando yo
hable en esta reflexión acerca del hombre, me refiero a ambos sexos.
Aquí vemos
cómo comenzó la relación de Dios con el hombre, y la podemos comparar al tipo
de relación que hoy día tiene el hombre con Dios. Vemos con el amor que Dios
hizo al hombre y la mujer. Vemos que los puso en lugar hermoso, lleno de frutos
y alimentos. En otras palabras, los rodeó de bendiciones. Pero ¿Qué hizo el
hombre? Desobedeció a Dios. Las reglas eran simples, no comer del árbol de la
ciencia del bien y del mal. Eso era simple y sencillo, pero cuando el hombre
quiere desobedecer los mandatos de Dios busca cualquier excusa para hacerlo.
Dios quiere
bendecirte y darte vida eterna, pero para él darte todo eso, tú necesitas
obedecerle. No puedes vivir en el pecado, y decir en tu corazón “Dios sabe
todas las cosas”. Es verdad, Dios sabe todas las cosas, y ahora mismo lo que
sabe es que Tú vives apartado de él desobedeciéndole en todo.
El
desobedecer a Dios no tiene excusas. La biblia es clara, no busques donde
esconderte para cubrir tu pecado, porque Dios todo lo ve, y conoce los
corazones. Recuerda, tu corazón lo controla un solo espíritu, y tú decides cual
será; el de Dios, o el del Mal.
Isaías 29:15 ¡Ay de los que se esconden de Jehová,
encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve,
y quién nos conoce?!
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